Maribel Toledo contempla impávida cómo la retroexcavadora amarilla de la Gobernación se abre paso hacia ella. En su cara no hay miedo, solo decepción. Con seis meses de embarazo, la dama se debate entre ceder ante a las presiones y abandonar su casa para ser demolida, sin garantías de que tendrá vivienda propia en la Ciudad Socialista Hugo Chávez, o mantenerse en la estructura y soportar las amenazas.
La futura madre reveló que les han amenazado con demoler su rancho, incluso si se encuentran dentro. “Nos dijeron que nos pasarán las máquinas por encima si no nos vamos voluntariamente, pero ¡si me voy pierdo!”.
Toledo se censó desde junio, incluso asistió a las charlas de convivencia, requisito indispensable para adjudicación de viviendas, según detalló. Las autoridades encargadas de la obra le han dicho que se debe mudar con el dueño de su parcela, cuestión que le parece improcedente pues en ese terreno habitan cuatro familias más.
Según revelaron los entrevistados, se había acordado que cada familia recibiría una llave de apartamento. Les han dicho que solo los dueños de los terrenos tienen derecho a una llave para el inmueble, mientras que los demás habitantes de la parcela, denominados “arrimados”, deben encontrar un acuerdo para compartir ese inmueble. Los apartamentos son de dos habitaciones.
Trascendió que la Gobernación solo busca apurar el paso, pues el 6 de marzo vendría el presidente Nicolás Maduro y no quieren dejar expuestas las fallas ante el primer mandatario.
No hay versión oficial de los desalojos, porque los representantes gubernamentales insisten en no declarar a la prensa.