El abasto Bicentenario, de la avenida Bolívar, no tiene en disposición vegetales, hortalizas, frutas ni tubérculos. Por el contrario solo había un puñado de calabacines, unas cuantas cajas de tomates y berengenas, yuca y ñame en pocas cantidades. Por Cristhopher Borrero/El Carabobeño
Al poco suministro de estas cosechas también se le suma un agravante, los anaqueles donde se depositan los víveres están plagados de chiripas. Los insectos se esconden entre las rendijas de la cavas de alimentos, al mínimo movimiento se alborotan. “No he comprado nada de eso porque tiene chiripas… me da grima de solo imaginarme hacer una ensalada con esos tomates”, denunció una consumidora del local.
No hay un verdadero control sanitario ni de calidad para los productos en venta, de lo contrario no se verían tales alimañas paseándose por los vegetales, observó otra usuaria que reservó su nombre. “El llamado es para las autoridades de sanidad, deben fiscalizar e inspeccionar las condiciones del establecimiento antes de que se desate una epidemia”, agregó.
Cerca de mil 200 personas acuden diariamente a esta sucursal de la red de mercados Bicentenario, según cifras publicadas en el portal web de la estatal de distribución de alimentos.
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