La reciente detención de dos turistas estadounidenses por inscribir sus iniciales en un muro del Coliseo de Roma, ha vuelto a suscitar el debate sobre esta práctica extendida y casi milenaria que amenaza el patrimonio de la Ciudad Eterna.
Este tipo de vandalismo, al igual que la falta de dinero y la mala gestión administrativa y financiera, constituyen una seria amenaza, según las autoridades italianas, para la supervivencia de muchos lugares históricos de Italia, de los que 47 están inscritos en el Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Este nuevo episodio ha ocurrido varias semanas después del deterioro de una fuente de Roma por un equipo de hinchas de un club de fútbol holandés.
Entonces, varias asociaciones de defensa del patrimonio pidieron que se instalaran barreras alrededor de los monumentos que pueden ser dañados por vándalos o turistas que quieren dejar una huella de su paso por las antiguas piedras de la capital italiana.
“Está excluido construir barreras alrededor de monumentos que forman parte del patrimonio universal y que pertenecen a todo el mundo”, respondió Claudio Parisi, encargado de bienes culturales de la ciudad, entrevistado por la AFP.
El ayuntamiento reaccionó con un programa de sensibilización sobre la necesidad de respetar el patrimonio, en particular en los colegios. También baraja la realización de una campaña de comunicación internacional.
“Hay que educar a la gente invocando a su sensibilidad y a su inteligencia, y no construyendo muros entre ellos y la cultura. Roma debe seguir siendo un museo abierto.
La capital italiana no es la única ciudad que es víctima de este tipo de vandalismo. En el centro histórico de Nápoles, que también forma parte del Patrimonio de la UNESCO, nueve de cada diez monumentos ha sufrido el daño de los grafitis, según un estudio de 2013 sobre la “polución gráfica”, llevado a cabo por el grupo de defensa del patrimonio “Portasalvo”.
– Un presupuesto que se desploma –
El deterioro supone un problema adicional para los poderes públicos italianos que, desde hace años, tienen dificultades para cuidar del rico patrimonio del país.
El sector cultural es uno de los más afectados por los planes de austeridad adoptados por los sucesivos gobiernos. En consecuencia, el presupuesto destinado a la preservación del patrimonio cultural no ha parado de mermar en 10 años, pasando de un poco más de 2.000 millones de euros en 2000 a menos de 1.500 millones en 2011.
Asfixiado, el país que cuenta con el 60% del patrimonio mundial de la UNESCO, se ha visto obligado a recurrir a ayuda externa: mecenazgo, subvenciones de la Unión Europea o hasta la venta de bienes.
Ante esa situación, los ciudadanos se han empezado a movilizar para salvar sus monumentos. En Milán, la asociación “Antigraffiti”, un grupo de lucha contra el deterioro urbano, creado en 2006, invita voluntarios a dotarse de esponjas y detergentes para limpiar las paredes.
Este movimiento ciudadano se ha propagado por más de 13 ciudades de Italia y ha instaurado el “Cleaning Day” (Día de limpieza): un día nacional para limpiar los centros históricos.
“Nuestra acción tiene como objetivo sensibilizar a la gente para volverla activa. Es la ciudad de sus hijos la que preservan y los muros limpios alejan a los vándalos”, explicó a la AFP Fabiola Ninoletti, secretaria nacional de la asociación.
En Verona, el ayuntamiento encontró una solución original para el deterioro de las paredes. Desde hace unos años, la ciudad de Romeo y Julieta promociona una aplicación para smartphone titulada “LeaveOn” que permite dejar mensajes localizados en un lugar preciso, y que se puede ver únicamente en los teléfonos de las personas presentes en esa zona que utilizan esa aplicación.
Una buena alternativa para los turistas que quieren “dejar una huella indeleble de su amor en la ciudad de Romeo y Julieta sin dañarla”, aseguró el sitio internet del ayuntamiento.
AFP