Los científicos descubrieron que la música clásica altera la función de los genes. Escuchar música mejora la actividad de los genes implicados en la secreción y el transporte de ladopamina, la función de sinapsis, el aprendizaje y la memoria.
Concretamente lo que hicieron los investigadores fue separar a los participantes de la investigación entre aquellos que estaban acostumbrados a escuchar música clásica y aquellos que no. Luego todos los participantes escucharon el concierto Nº3 para violín en G-mayor de Mozart.
Los investigadores midieron el perfil transcripcional de todo el perfil de la sangre periférica antes y después de la exposición a la música. Los resultados indicaron que después de la música los participantes con experiencia musical mostraban cambios a nivel genético. En los participantes sin experiencia no se relevaron cambios significativos a nivel genético.
Los cambios producidos fueron de dos tipos. Por un lado, la música clásica impulsó la función de los genes relacionados con la memoria, el aprendizaje y el funcionamiento cerebral en general. Además de un receptor específico que regula el estrés, la depresión y hasta loscomportamientos adictivos.
Y por otro lado, y esto quizás sea lo más interesante, redujo o neutralizó la función de los genes relacionados con el envejecimiento cerebral y el deterioro neuronal en general, incluídos losgenes relacionados con el Alzheimer, entre otras enfermedades.
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