El país decente integrado por venezolanos que se levantan temprano para acudir a su trabajo y ganarse literalmente el pan con el sudor de su frente, siente vergüenza por los estropicios causados a la imagen de esta tierra de gracia, por el régimen más corrupto que hayamos conocido.
No hay un solo guiso que acontezca en cualquier lugar del mundo en el que no esté involucrado algún bolichico; si llegare a descubrirse un desfalco de una Caja de Ahorro en Jamaica, allí aparecerá metida la mano corrupta de algún personajillo rojito. Pero sabemos que en la vida como en un restaurante nadie se va sin pagar.
Con los ejercicios militares recién ordenados y presididos por el Comandante en Jefe Maduro pasó algo similar cuando el difunto casi le declara la guerra a la hermana República de Colombia, al ordenar la movilización general de los Batallones de la Fuerza Armada hacia la frontera, allí quedaron al descubierto como hoy las fallas de apresto operacional, todo observado por cadena de radio y televisión. Los enormes gastos militares se fueron en chatarra y corrupción, según las pesquisas del sistema financiero mundial. Presumimos que a Obama le entró un gran alivio y respiró profundo cuando Maduro dejó en claro que no piensa decretar la invasión a los Estados Unidos.
El barco se hunde y los venezolanos están pasando más trabajo que nunca mientras el elegido por el dedo del difunto, distrae la atención de los reales problemas que golpean la existencia diaria y se lanza en cadena interminable a la cháchara antiimperialista, cuando la mayoría padece problemas acuciantes de escasez de productos y medicinas, falta de empleo y de dinero para cubrir la canastas básica y sufre la mayor inflación del mundo, no digamos la inseguridad pavorosa.
La ley habilitante significa más militarización del país, mayor impunidad, menos libertad, mayor atropello a los disidentes y un golpe de gracia a la democracia.
Los signos de los tiempos anuncian en la madrugada oscura que nos arropa el advenimiento de la democracia, los delitos no tendrán fronteras, el régimen pretende recubrir legalmente con la habilitante la dictadura del siglo XXI, pero se equivocan porque subyacen en sus actuaciones delitos de lesa humanidad. Mantiene secuestrada la soberanía popular, el CNE títere todavía no ha fijado la fecha de las elecciones parlamentarias, inclinando la balanza hacia la montonera. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Julio César Arreaza B
@JulioCArreaza