La Filarmónica de París, el Palacio de la Música Catalana, el Teatro la Fenice, la Ópera Garnier y la Ópera de Budapest son verdaderos palacios de la música. Responden a diferentes períodos de tiempo en escenarios diversos, por ello presentan arquitecturas tan características. Pero la belleza de éstos lugares no sólo radica en su esplendor, sino también en el significado que adquirieron para la sociedad. Han sido, y siguen siendo, lugares de reuniones, celebraciones culturales y de gran magnitud emotiva. Infobae.
Exceptuando a la Filarmónica de París – cuya apertura es muy reciente- estos salones de concierto han logrado verdaderos espacios de encuentro que supieron perdurar en el tiempo. “En definitiva, los teatros y este tipo de salas son eso: edificios que no sólo ponen en valor la obra en sí misma, sino que también le agregan valor al intercambio que allí se genera entre las personas que asisten a los diferentes eventos”, explica a Infobae el arquitecto Martín Imbern.
¿Cuál es el secreto de su acústica? Hay una serie de proporciones básicas que se deben respetar a la hora del diseño, no sólo por cuestiones de sonido sino también visuales, en pos de brindar una experiencia satisfactoria al público. Según señala Imbern, la asistencia de especialistas en arte es esencial para el éxito del diseño, sobre todo para no romper con las configuraciones más tradicionales. Además, la elección de materiales de revestimiento es fundamental para que la acústica perdure.
La filarmónica de París
El majestuoso auditorio fue remodelado en enero de 2015 y abrió sus puertas al público de forma gratuita. A la apertura asistieron numerosas figuras del ámbito político y social de Francia, entre ellos, el presidente Francois Hollande.
El lugar fue rediseñado por el arquitecto Jean Nouvel. La sala, que cuenta con una capacidad para 2400 personas, podrá contar con todo tipo de conciertos, no sólo sinfónicos, sino también con géneros de música amplificada, como el jazz. Todo su interior está ideado para que los espectadores puedan disfrutar de la acústica y visual del lugar. Para eso se colocaron balcones “flotantes” que permiten generar un vínculo más íntimo entre el público y la orquesta.
El objetivo principal fue resaltar su característica más fuerte: la calidad sonora. La acústica fue desarrollada por la empresa Marshall Day Acoustics, una de las más importantes del mundo en éste rubro.
Palacio de la música Catalana
Fue construido por Lluís Doménech i Montaner a principios del 1900, financiado con fondos que provenían de la suscripción popular, y pensado como sede del Orfeo Catalán. El diseño gira en torno a una estructura central metálica que está recubierta de vidrio, lo que permite que la luz natural realce ésta magnifica obra.
El diseño interior posee vitrales y varias figuras que le dan un aire místico al lugar, por ejemplo, musas que rodean el escenario, un busto de Beethoven y Anselm Clavé, flores, jarrones vitrinas llenas de joyas y valquirias de Wagner colocadas en el techo.
Además de la sala principal, cuenta con el Petit Palau, inaugurado en 2004, un auditorio ideado para pequeñas funciones ya que cuenta con gran tecnología y excelente acústica.
El 4 diciembre de diciembre de 1997 fue declarado Patrimonio Mundial por las Unesco y también constituye parte de la simbología del pueblo catalán.
Teatro la Fenice
Es uno de los auditorios más famosos de Europa y desde sus inicios funcionó como el teatro oficial de la aristocracia de Venecia. El arquitecto a cargo de su construcción fue Giannantonio Selva en 1972.
En un primer momento en el lugar se encontraba el teatro de San Benedetto que fue destruido por el fuego y reducido a los escombros. Es por eso que se decidió construir una nueva casa de ópera en ese lugar y llamarlo la Fenice, que significa “el fénix”, para hacer referencia a la supervivencia de la primera edificación.
Actualmente posee vestíbulos de mármol, una imponente escalera, molduras, estucos, yesos recubiertos con láminas de oro y frescos. Todo realizado según técnicas empleadas en el siglo XVII.
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