Según algunos científicos, la información más valiosa y profunda acerca del carácter de una persona puede estar reunida en un pequeño detalle, y solo hace falta un estudio preciso para sacarla a relucir. Los grafólogos, por ejemplo, encuentran la personalidad en la letra manuscrita; Irene López Assor, grafóloga y psicóloga, ha descubierto que la escritura de la letra “g” puede ser determinante para comprender las tendencias sexuales y sentimentales de cada persona. Esta es una breve guía para examinarnos a través de esta letra.
El óvalo (la cabeza de la letra), representa el yo personal. Si es muy grande, es que su autor necesita ser el protagonista de la pareja, no tiene en consideración al otro. Si es en exceso pequeño, es un rasgo de anulación y autoestima baja.
El pie (el palito hacia abajo), demuestra la capacidad instintiva. Cuanto más largo, mayor pulsión sexual. Cuanto más pequeño, más inhibición. Quien dibuja el pie terminado en ángulo, es sádico; si lo termina en triángulo es reprimido.
El bucle (la panza), implica la creatividad sexual. Si el ancho coincide con la medida del óvalo, su autor es capaz de entregar el afecto necesario y equilibrado a la pareja. Si es más ancho, refleja fantasías eróticas y una tendencia a utilizar elementos externos como juguetes, pornografía, etc.
La unión con la siguiente letra. Cuanto más fluido es el trazo con la siguiente letra, mayor será la entrega y mejores las relaciones. Si está desligada, hay desconfianza en la pareja.
Por otra parte, si la “g” parece una “s”, hay inmadurez en las relaciones de pareja; si el óvalo está separado del resto, la persona escapa al compromiso. El bucle al revés, que no se une con la letra siguiente, es la renuncia al acto sexual, característico de personas religiosas.
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