No somos cobardes, los hijos de Bolívar, amamos hondamente a esta nación y no queremos que nuestro País tenga que navegar sobre ríos de sangre hacia el puerto de un destino hasta ahora desconocido por la mayoría, que somos capaces de sacrificar nuestras vidas para salvar la paz y la libertad de Venezuela. Queremos la defensa de la vida humana, que es lo que puede pedir un pueblo. En vez de esta fuerza ciega desatada, debemos aprovechar la capacidad de trabajo del pueblo Venezolano para beneficio del progreso de los ciudadanos.
Diversas investigaciones han mostrado el papel que juegan los discursos difundidos en la construcción de las creencias, las emociones y los comportamientos que tenemos frente a un tema, País o a un grupo. Es necesario, por tanto, abrirle una puerta a un discurso del cuidado y el amor por la mayoría de los hombres y mujeres hijos de la patria.
De lo que se trata, no es eliminar a los actores del conflicto sino transformar la forma de gestionarlo; de lo que se trata, es de abandonar las prácticas violentas como recurso para afrontarlo, de entender la paz como un proceso y no como un punto de llegada. Somos seres humanos semejantes y esto es lo que nos vincula los unos a los otros. Además, es lo que hace posible que nos entendamos y que desarrollemos amistad e intimidad, local y mundialmente.
La comprensión de que somos básicamente seres humanos semejantes que buscan felicidad e intentan evitar el sufrimiento, es muy útil para desarrollar un sentido de fraternidad, un sentimiento cálido de amor y compasión por los venezolanos. Esto, a su vez, es esencial si queremos sobrevivir en él, cada vez más reducido, mundo en el que vivimos. Porque si cada uno de nosotros buscamos egoístamente sólo lo que creemos que nos interesa, sin preocuparnos de las necesidades de los demás, acabaremos no sólo haciendo daño a los demás, sino también a nosotros mismos. El desarrollo material sin un desarrollo espiritual puede causar también graves problemas. En algunos países se concede demasiada atención a las cosas externas y muy poca importancia al desarrollo interior. Creo que ambos son importantes y deben ser desarrollados conjuntamente para conseguir un buen equilibrio entre los dos.
Diputado Freddy Paz.
@freddyspaz