Los principales sindicatos de Argentina iniciaron el martes una huelga general de 24 horas para exigir una rebaja en el impuesto que grava al salario, en medio de la delicada situación económica que vive el país siete meses antes de los comicios presidenciales, reseña Reuters.
La medida de fuerza afecta principalmente al transporte público de pasajeros, transporte de cargas, vuelos, bancos, gasolineras y puertos, cuyos trabajadores reclaman una respuesta del Gobierno ante la presión impositiva y la caída del poder adquisitivo que según dicen sufren por la alta inflación.
“Es necesario que el Gobierno escuche el reclamo de los trabajadores, no es posible que el salario pague impuestos. No solo esto nos afecta, también la inflación carcome el poder adquisitivo”, dijo a Reuters la trabajadora bancaria Claudia Ferretti, de 35 años.
El paro, que tiene lugar cuando están comenzando las negociaciones salariales entre sindicatos y empresas, fue convocado inicialmente por los gremios de trabajadores del transporte, y luego adhirieron a ella las poderosas centrales sindicales opositoras, partidos de izquierda y algunos gremios oficialistas.
Los líderes sindicales aseguran que la escala del impuesto a las ganancias que se aplica a los salarios quedó desactualizada por la alta inflación y cada vez más trabajadores se ven obligados a pagar una elevada tasa del gravamen.
Las calles de Buenos Aires estaban repletas de autos particulares pero sin autobuses, mientras que trenes y subterráneos tampoco funcionaban. Agrupaciones de izquierda realizaban piquetes en los accesos a la ciudad para disuadir a los trabajadores de ir a sus empleos.
Se prevé que los mercados financieros operen con una actividad muy reducida, mientras que los puertos de granos del área de Rosario y la plaza ganadera de Liniers, en Buenos Aires, estaban prácticamente paralizados.
A siete meses de las elecciones presidenciales, el Gobierno de Cristina Fernández -quien no podrá presentarse a una nueva reelección- consideró que la huelga tenía carácter estrictamente político, y adujo que el Impuesto a las Ganancias -que grava los sueldos- afecta sólo a los trabajadores de salarios altos.
“¿Por qué están parando? Están parando por defender los sueldos altos de otros gremios (los sindicatos del transporte). Parece que se mofan de quien tiene vocación de trabajar, algo inconcebible”, señaló el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a periodistas.
Fernández agregó que la tasa grava sólo al 7 u 8 por ciento de los trabajadores del transporte automotor en huelga.
La paralización es impulsada por la principal central obrera opositora al Gobierno, la Confederación General del Trabajo (CGT) -que controla sindicatos clave como el de choferes de camiones-, y la más pequeña Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), con influencia sobre los gremios de empleados estatales.
La inflación fue superior al 30 por ciento el año pasado, según muchos economistas particulares, mientras que se espera que se ubique por encima del 20 por ciento en el 2015, en medio de un estancamiento de la actividad económica por la falta de divisas para financiar la producción y una caída en el consumo.
Más temprano
Una huelga de 24 horas de transportistas y sindicatos opositores en demanda de la reducción de un impuesto a los salarios, paralizaba este martes gran parte de la actividad en Argentina, a siete meses de las elecciones presidenciales.
Esta es la cuarta medida de fuerza que toman los sindicatos durante el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner, quien asumió el poder en 2007 y finaliza su segundo mandato a fin de año.
Sólo automóviles circulan por Buenos Aires desde la medianoche, al comenzar la protesta que afecta a buses de pasajeros urbanos y de larga distancia, al metro capitalino y los ferrocarriles.
“Hubiera trabajado el 95% de la gente, pero no pueden porque no tienen con qué viajar”, declaró el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, al llegar este martes a la Casa Rosada (Gobierno).
La estación terminal de trenes de Constitución, por donde llegan a diario centenares de miles de pasajeros provenientes de la poblada periferia sur, se encontraba la mañana del martes con las rejas cerradas y sin ningún movimiento, constató la AFP.
También se veían totalmente vacíos los andenes donde tienen paradas decenas de líneas de buses que pasan por esa estación central.
Partidos y agrupaciones de izquierda, que se sumaron a la huelga pero se diferencian de la convocatoria de los sindicatos que no realizan mitines ni marchas, cortan con piquetes los principales accesos desde la periferia a Buenos Aires.
Los sindicatos rechazan el impuesto a las ganancias que grava los salarios en escala progresiva, pero que alcanza a un universo cada vez mayor de trabajadores al permanecer invariables las escalas mínimas.
Según el ministro de Economía, Axel Kicillof, el gravamen no se modificará porque “afecta a la minoría que más gana”, unos 850.000 trabajadores sobre una fuerza laboral de 11 millones de asalariados, según estimaciones oficiales.
El impuesto se aplica sobre los salarios desde 15.000 pesos (unos 1.700 dólares) en escalas progresivas que llegan al 35%.
A finales de 2014 el gobierno había logrado que los sindicatos suspendieran una huelga similar, al anunciar que el medio aguinaldo de diciembre estaría exento del impuesto a las ganancias.
Los sindicatos anunciaron que de no obtener lo que buscan lanzarán una nueva huelga, esta vez por 36 horas.
– Caminatas y bicicletas –
En la Capital, donde viven tres millones de personas, algunos taxis circulaban además de los autos particulares, pero muchos optaron por la bicicleta o directamente la caminata.
“Veo que hay taxis, prefiero ir ahora temprano y regresaré caminando. Son 50 cuadras (5 km), pero la salud no espera, los pacientes no pueden esperar. Paro o no paro, la gente va igual a la clínica”, dijo a la AFP Mariana Bassi, una auditora médica de 34 años mientras espera un auto de alquiler en el barrio capitalino de Palermo.
Un tendal de residuos en la ciudad deja en evidencia la falta de recolección de basura por el paro de camioneros, que también suspendió el expendio de combustibles y de mercancías en todo el país. Se plegaron además al paro sectores de médicos, bancarios y gastronómicos, entre otros.
En la jornada las pérdidas en ventas de comercios minoristas sumará unos 2.100 millones de pesos (235 millones de dólares), dado que “uno de cada dos comercios no va a abrir y los que abren venderán un 60% menos”, estimó la Confederación de la Mediana Empresa (CAME).
Mariano Ríos, empleado en una farmacia y padre de tres hijos, camina al lado de la bicicleta que empuja lentamente y donde lleva a su hijo a la escuela primaria que está cerca, antes de ir a su trabajo, cuenta.
“Tuve que salir a las cinco de la mañana. Vine caminando y hoy voy a todos lados caminando, sigo hasta la noche”, cuenta Elizabeth, de 40 años, dedicada a la limpieza de varias oficinas en el centro de Buenos Aires.
AFP