China renueva la guerra al golf y cierra 66 campos

China renueva la guerra al golf y cierra 66 campos

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Las autoridades chinas decretaron el cierre de 66 campos de golf que no disponían de las autorizaciones legales para operar, una medida que se inscribe en un contexto de lucha contra el alto tren de vida de los altos funcionarios de la administración.





Los cierres fueron anunciados el lunes por la noche en un comunicado hecho público por el ministerio de Territorio y Recursos Naturales y afectan a tres campos en Pekín y otras decenas repartidos por todo el país, incluso en la isla tropical de Hainan, destino favorito de la jet-set china.

El régimen comunista mantiene una particular guerra contra el golf, considerado durante mucho tiempo como un pasatiempo de la burguesía extranjera.

Toda la zona norte del país sufre además de una sequía crónica, mientras que los campos de golf son grandes consumidores de agua.

El primer campo de golf se construyó en China hace solo 30 años, poco después del inicio de las reformas económicas y de la apertura del régimen comunista.

En 2004, las autoridades decretaron una moratoria en la construcción de terrenos destinados a la práctica de este deporte, aunque en una década su número ha pasado de 200 a los 600 actuales.

De cara a los Juegos de Pekín-2008, el golf fue rehabilitado e incluso se construyó en la capital un centro de entrenamiento de 80 millones de dólares.

 

– 12 campos en 20km2 –

 

Y China cuenta con el campo más grande del mundo. Está situado en la ciudad meridional de Shenzen, fue diseñado por la leyenda estadounidense Jack Nicklaus y cuenta con 12 recorridos de 18 hoyos, repartidos en 20 km2.

En China, además, el desarrollo del golf va asociado al boom inmobiliario, ya que los promotores tratan de construir un campo junto a las nuevas residencias para clientes ‘chics’.

En la perspectiva de Rio-2016, donde el golf regresará al programa olímpico tras 112 años de ausencia, China no está dispuesta a dejar pasar la oportunidad de lograr medallas y ha enviado a sus mejores promesas a prestigiosas academias norteamericanas.

No obstante, desde hace dos años, el presidente del país Xi Jinping ha mostrado una gran determinación para luchar contra el tren de vida de muchos altos cargos, convencido de que ello daña la imagen del Partido.

Así, muchos funcionarios han tenido que renunciar  las alfombras rojas, a los banquetes ostentosos, a los licores y regalos caros, y a otro tipo de lujosas extravagancias, entre ellas el golf.

Según Dan Washburn, autor del libro “El juego prohibido: el golf y el sueño chino”, algunos altos responsables no han renunciado al golf, pero juegan bajo nombres ficticios.

El anuncio de los cierres de los campos estuvo acompañado por la noticia de que un alto responsable del ministerio de Comercio había sido detenido por jugar al golf, saltándose la prohibición presidencial.

AFP