Un apartamento por un mangazo

Un apartamento por un mangazo

FOTO EFE
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La historia de Marleni Olivo, la mujer que lanzó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, un mango con el mensaje “si puede me llama” y a cambio recibió una casa, dejó esta semana otro precedente de lo que puede ocurrir cuando alguien se cruza en el camino del mandatario del país petrolero.

Indira Guerrero/EFE

Un carro o una casa son dos cosas que un venezolano consigue luego de años de trabajo, si entra entre los beneficiados en las largas listas de espera de programas sociales, o que podría lograr de un día para otro si se topa con el mandatario venezolano o incluso si le lanza un mango.

Hace una semana en una localidad en el céntrico estado Aragua, la mujer, de 54 años, vio venir al jefe de Estado venezolano conduciendo un autobús entre una multitud durante un acto gubernamental y, a falta de papel, envió con la fruta su mensaje y su merienda.

“Yo no tenía en ese momento un papel a la mano, lo que tenía era un mango que estaba a punto de comérmelo porque tenía hambre”, contó al medio local el Pitazo TV la mujer.

“Teníamos rato esperando, yo vi una casa que tenía mangos y le dije al señor que me regalara uno porque tenía hambre”, dijo Marleni al recordar cómo consiguió la fruta.

Tres días después, Nicolás Maduro dijo que en esa jornada recibió miles de cartas, peticiones, propuestas y un mango, y que la mujer de este particular gesto recibiría un vivienda.

“¿Saben cuantas cartas recibimos? Más de 4.000, papelitos pequeñitos, documentos, propuestas. Todas, todas, todas están siendo procesadas, hasta un mango”, dijo el presidente durante su programa de televisión “En contacto con Maduro” transmitido los martes.

Mostrando la fruta a las cámaras, Maduro dejó ver el mensaje de Marleni: “Si puede me llama” junto al número telefónico que debía marcar.

“Un mango ‘maduro’ de paso, un primo”, añadió Maduro que dijo haber aprobado la asignación de una vivienda para la mujer.

“Ya tienes tu apartamento y te lo van a entregar en las próximas horas. De mañana o pasado no pasa, y yo este mango me lo como esta noche”, dijo.

Según medios locales, la mujer, que vivía en la casa de su madre con dos hijos, un sobrino y una nieta, recibió una llamada de la ministra del Despacho de la Presidencia, Carmen Meléndez, a quien le explicó su necesidad de una vivienda propia.

“Ya ella no vive aquí, ya a ella le dieron su casa y tiene todo”, dijo a Efe una mujer que contestó al teléfono de la antigua casa de Marleni y que prefirió no identificarse.

La suerte de Marleni motivó a otros a seguir sus pasos y, días después de conocerse lo ocurrido, el propio Maduro reveló que tuvo que cerrar la ventana del autobús que conducía en otro acto, para evitar que las personas le lanzaran mangos.

El evento generó también las críticas y burlas de los detractores del sucesor de Hugo Chávez, que desde que se conoció la noticia han llenado las redes sociales de comentarios al respecto.

“Era un “manguisidio”, y no un magnicidio, el que planeaban contra Maduro” es uno de los mensajes que puede leerse en la red social Twitter.

La historia de Marleni no es atípica en el país caribeño, donde otros han tenido la suerte de cumplir sus deseos tras toparse con el gobernante venezolano.

Hace dos semanas, en un vídeo transmitido por la televisión estatal, una mujer que viajaba con su familia en un vehículo muy antiguo y desvencijado contó cómo, tras cruzarse con la caravana presidencial en la autopista que conecta a Caracas con el estado Vargas, Maduro se acercó y le entregó las llaves de uno de los autos de su comitiva.

“Veníamos en el carro normalmente, de repente vemos que va pasando la caravana y decimos ‘oye quien será que va ahí”, recuerda en el vídeo la mujer, que la noche que se encontró con Maduro viajaba junto a toda su familia.

“De repente nos mandan parar (…) y es cuando vemos que es el presidente y nos dice: ‘bajense de ese carro”, cuenta.

En el vídeo de esa noche en la autopista de la capital venezolana se ve al presidente venezolano diciéndole a la mujer: “Saca tus cosas y llévate esa camioneta para tu casa”.

El auto, entregado esa noche en calidad de préstamo, fue reemplazado dos días después por otro exactamente igual que le presentó el ministro de Economía y Finanzas, Rodolfo Marco.

Hace varios meses, el presidente también regaló un auto a un atleta tras ganar un maratón de diez kilómetros y llegar a la meta con un retrato del exdiputado chavista Robert Serra, días después de que el político fuera asesinado en su residencia. EFE

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