El acoso sigue. No se detiene. El régimen de Maduro lo usa como estrategia de crecimiento. Caerle a palos a la empresa privada le ha dado resultados. Sin ir muy lejos, el Dakazo.
El cuento – fantasioso – de la guerra económica le permite reagrupar a su gente. El discurso de atacar – y atracar – al rico para darle al pobre es viejísimo. Data de siglos. Nada nuevo. Pero siempre funciona.
Aquí la única guerra económica es la que se ha auto-infligido el propio gobierno. Amenazando empresarios. Expropiando empresas. Arrasando fincas. Negando los dólares para las importaciones. Amedrentando a cualquiera que conduzca una empresa privada. Encarcelando jefes empresariales.
Ser empresario en Venezuela hoy es un acto heroico. Mantener una empresa en pie en este país requiere de valentía, creatividad y… ¡mucha fe! Más bien sorprende que no hayan desaparecido más.
La escasez y la inflación son producto de esa criminal estrategia gubernamental. Con más empresas, más producción y más competencia, no existiría escasez y la inflación sería bajísima.
¿Que hay empresarios maulas y ladrones? Por supuesto que los hay. Son una minoría pero los hay. Igualito que hay sacerdotes peredastas, periodistas que practican el palangre, o maestros de escuela que enseñan los peores valores. Minorías.
Algo útil que podría hacer el gobierno es mostrar públicamente la lista de empresas que se robaron los $25.000 millones de dólares de Cadivi. A ver cuántas de esas están afiliadas a gremios empresariales. Afirmo de antemano que prácticamente no se encontrará ninguna. Eso sí, si buscamos las que están conectadas con gente cercana al gobierno, con seguridad identificaremos a casi todas.
El discurso agresivo y repetitivo contra Fedecamaras y cualquier gremio empresarial no cesa.
Hace días, Maduro, como muchachito malcriado, afirmó que “Fedecamaras no recibirá un dólar más”. Le respondieron haciendo evidente su crasa – pero no sorprendente – ignorancia: “Fedecamaras no pide ni recibe dólares, son las empresas las que lo hacen. Fedecamaras lo que hace es defender principios y lo hace de gratis”.
Su última ocurrencia es la de abrir una “nueva cárcel para meter a los empresarios abusadores”.
Por suerte, los gremios empresariales en Venezuela se mantienen dando la pelea. Contra viento y marea, siguen defendiendo principios ante la arremetida brutal de un régimen al que no le importa el destino del país sino su eterna permanencia en el poder.
Estos gremios, también dirigidos por empresarios heroicos, siguen dando muestras además de algo que escasea en los predios del régimen: democracia limpia y pura. Esta misma semana, por ejemplo, Consecomercio elige en elecciones democráticas una nueva directiva. Tal como lo viene haciendo religiosamente cada dos años desde hace décadas.
No importa de qué tamaño sea la empresa, nadie escapa a los mordiscos del régimen de Maduro. Allí tenemos a Lorenzo Mendoza y Polar. Lo tienen en la mira. Pero el tipo sigue tercamente invirtiendo. Para desgracia del gobierno.
Pero no es el único. Muchos empresarios pequeños y medianos calladamente sufren igual. O más. Y luchan por sobrevivir.
Héroes que siguen apostando al futuro de Venezuela.