El primer ministro británico, David Cameron, logró el viernes una contundente victoria electoral que dejó muy mal parados a sus oponentes laboristas, contradiciendo las previsiones de que sería la votación más reñida en décadas para continuar en el poder por otros cinco años.
La libra esterlina se disparó luego de que se despejaron los temores a un resultado no concluyente que habría obligado a Cameron a compartir el poder con su rival laborista, Ed Miliband. En su lugar, Cameron tenía previsto entrevistarse con la reina Isabel II poco antes del mediodía para aceptar formar un Gobierno.
Pero pese al resultado inesperadamente contundente, hay más incertidumbre al acecho en el Reino Unido: la pertenencia a la Unión Europea e incluso la unidad del país.
Los nacionalistas escoceses barrieron a los laboristas, lo que implica que Escocia, que votó hace sólo un año continuar formando parte de Reino Unido, sólo tendrá tres representantes de los principales partidos británicos en el Parlamento y prácticamente estarán ausentes del Gobierno. Eso podría revivir los llamamientos a la independencia.
La victoria de Cameron también implica que Reino Unido votará como ha prometido si continúa formando parte de la Unión Europea. El primer ministro dice que él quiere continuar en el bloque, pero sólo si se garantizan cambios en sus normas en unas negociaciones que aún no han empezado.
Cameron volvió, sonriendo, a la oficina del primer ministro en Downing Street el viernes por la mañana. Cuando faltan menos de 100 escaños por adjudicar, la única gran incógnita es si los conservadores ganarán por mayoría absoluta para gobernar en solitario o si invitarán a pequeños partidos a formar un Gobierno.
La BBC pronostica una mayoría absoluta para los conservadores de 328 escaños en la Cámara de los Comunes, que cuenta con 650 representantes, un resultado que superaría las expectativas más optimistas de los “tories”, y sería su primera mayoría desde 1992.
Eso implica que Cameron ya no necesita a los Liberales Demócratas, con los que ha gobernado desde el 2010. El partido de centroizquierda tuvo un mal resultado, y quizá obtenga una cifra de representantes de un dígito tras ganar 57 escaños hace cinco años.
Entre los resultados más llamativos, Ed Balls, que sonaba como ministro de Finanzas si ganaban los laboristas, perdió su escaño.
La BBC informó de que Ed Miliband dimitiría como líder de los laboristas tras perder las elecciones.
Cameron mostró un tono conciliador, especialmente hacia Escocia, que probablemente sea su dolor de cabeza más inmediato.
“Por encima de todo quiero unir a nuestro país, unir a nuestro Reino Unido, con la prioridad de implementar lo más rápido que podamos la devolución (de competencias) que prometimos”, dijo Cameron.