Entró en la sala apoyándose en los brazos de uno de sus nietos. A sus 102 años de edad, Ingeborg Syllm-Rapoport ha acudido al Hospital Universitario de Hamburgo para leer ante un tribunal su tesis doctoral y, a pesar de que solamente ha podido leer un extracto de las conclusiones, es muy posible que reciba el aprobado. Incluso se rumorea en los pasillos de la institución que merece un cum laude honorífico.
Ingeborg escribió su tesis entre 1937 y 1938. Era ya entonces una pediatra titulada y estaba ejerciendo mientras llevaba a cabo la investigación sobre “Parálisis causadas por la difteria” sobre la que escribió su tesis. Pero cuando tuvo listo su trabajo, no le fue permitido inscribirlo para su lectura y examen por parte de un tribunal debido a que su madre era judía.
Desde abril de 1933, una ley alemana limitó el número de estudiantes judíos en las escuelas y universidades alemanas. Ese mismo mes, otra ley redujo marcadamente la “actividad judía” en las profesiones médicas y legales. Aún así las universidades alemanas siguieron en cierta medida proporcionando cobijo a sus alumnos y profesores judíos, pero a partir de 1935 las Leyes de Nuremberg los excluyeron completamente a los judíos alemanes de la ciudadanía del Reich y todo aquel cuya sangre no fuera completamente alemana encontró sus puertas cerradas.
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