Sin huellas no hay alimentos. El control con el captahuellas aumenta problemas para las familias. Ya no son las horas de espera. Las personas de la tercera edad y con discapacidad por carencias de salud tienen el peor resultado de la medida; tienen negado el abastecimiento de productos regulados. Y es que los años y el uso de medicamentos desaparecen parte de sus líneas dactilares, lo que les niega el acceso a surtirse de bienes esenciales, publica La Verdad.
Ayer, cansados de acudir hasta tres veces a la Intendencia de Maracaibo y tener más de 15 días sin comprar alimentos, reclamaron a gritos su derecho a un trato digno. Lucy Cabeza, desesperada por el calor y el sol, mostró sus brazos y manos; los estragos de las diálisis afectaron sus huellas. “No puedo comprar porque se me borraron las huellas. Soy paciente discapacitada y en los supermercados me envían a la Intendencia y aquí no me solucionan. Cómo puedo comer”, vociferó mirando a funcionarios policiales cabizbajos.
Su caso retumbó. “Es una porquería lo que hicieron con ella”, acusó Blanca Suárez al escuchar el relato de dolor de Cabeza, paciente adscrita a la unidad de diálisis del Hospital Pedro Iturbe. Suárez recordó que a sus 59 años tiene que movilizarse de Jesús Enrique Lossada a Maracaibo para obtener los productos sin la garantía de adquirirlo porque “la huella no aparece. Pero la de los ‘bachaqueros’ sí, nunca les falla”, lamentó.
Gira Álvarez, vecina de la parroquia Bolívar, se desbordó de cuestionamientos por las fallas del sistema biométrico de abastecimiento. Dijo tener un mes sin registro. “Me tomaron las huellas de los 10 dedos y no pasa. Es una injusticia que después de estar en cola me digan: ‘venga en ocho días más’. Qué comeré en esos días”, protestó. Agitó los ánimos al recordar “cuando sean las elecciones sí nos van a aparecer las huellas”.
La multitud corrió a la puerta de la principal jefatura civil de Maracaibo tras ver salir a una anciana en llanto. Su demanda de atención no fue resuelta. Su ahogo no le permitió hablar. Se retiró seguida por la mirada de los presentes. José Socorro, enfermo cardiaco, no aguantó y exigió cambiar los métodos de asistencia. Sonia Moreno, ama de casa con problemas de piel, pidió a la Gobernación del Zulia fijar una autorización especial para las personas. “Tengo 15 días sin comprar en el supermercado porque sufro de resequedad y no tengo huellas. Hay gente que tiene un mes sin respuesta”. Más de 200 personas son atendidas diariamente en la institución municipal.