A pesar del clima «respetuoso y profesional», como lo calificó la delegación cubana, y lo «altamente productivo» del encuentro, según la delegación estadounidense, la nueva ronda de negociaciones entre Estados Unidos y Cuba para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países concluyó este viernes en Washington sin un acuerdo final. Ni siquiera coinciden en el número de rondas que llevan: Washington cuenta cuatro, mientras que La Habana dice que han sido tres.
Con información de ABC
Estados Unidos, en todo caso, asume que su futura embajada en la isla funcionará con limitaciones impuestas por Cuba, sin la plena libertad de movimientos que los diplomáticos tienen en países democráticos. La subsecretaria para Latinoamérica del Departamento de Estado norteamericano, Roberta Jacobson, indicó que la embajada operará de acuerdo con el «restrictivo ambiente» que constituye el régimen cubano. Fuentes del Departamento ya advirtieron que se conformarán con que las condiciones sean similares a las que existen para las embajadas de China o Vietnam. En todo caso, según precisó Jacobson, la embajada en La Habana no será algo «único».
Ni Jacobson ni la jefa de la delegación cubana, la directora general para Estados Unidos del Ministerio de Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, quisieron entrar a especificar cuáles han sido los «significativos progresos» registrados y dónde se encuentran las diferencias que aún se mantienen.
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