Nepal recordó hoy a las víctimas del terremoto con una vigilia en el día en que se cumplió un mes del desastre del que tardará en recuperarse el país, en el que la vida sigue a medio gas y la ayuda humanitaria sin llegar.
Miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña en zonas al aire libre como la de Tudikhel, en pleno centro de Katmandú, mientras a su alrededor el tráfico y el trasiego de gente hacen parecer que todo ha vuelto a la normalidad.
“A casa no podemos volver, porque aunque no se derrumbó está muy dañada, y las oficinas en las que trabajamos también, están cerradas y nadie sabe si reabrirán”, afirmó a Efe Rajendra Shrestha, un padre de familia que vive con su mujer e hijas cobijado bajo una lona desde que el terremoto del 25 de abril azotó el país asiático.
No lejos de allí, el paisaje de escombros es desde hace un mes la estampa diaria en la plaza Durbar, donde se concentra lo que queda de los conjuntos monumentales declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cuyas ruinas se afanan en retirar cuadrillas de militares convertidos en la única atracción para los turistas que acuden al lugar.
El drama de miles de personas ha sido recordado hoy en “Luz para Nepal”, un acto que reunió a decenas de asistentes en un céntrico parque de la capital nepalí, con un minuto de silencio y una vigilia con velas.
“Todos somos conscientes del número de muertos y heridos, pero la gente es más que un número, tiene cara, nombre, familia y necesita solidaridad”, dijo durante el evento una de las organizadoras, Liz Satour.
Según los últimos datos del Gobierno nepalí, los fallecidos en el temblor de 7,8 grados de hace un mes y la réplica de 7,3 del 12 de mayo son al menos 8.659 y más de 21.952 los heridos, aunque el Ministerio del Interior de país suele actualizar a la baja esta última cifra.
La ONU ha recibido hasta el momento sólo 92,4 de los 415 millones de dólares que solicitó a donantes internacionales para ayudar a un país cuya situación continúa arrojando un panorama sombrío que demanda el apoyo del resto del mundo.
Unas 350.000 familias han perdido sus casas, de las que 120.000 han recibido ayuda en forma de lonas o asentamientos temporales.
La organización de las Naciones Unidas alerta de que 315.000 personas permanecen todavía en zonas remotas y de difícil acceso, de las que 75.000 son inaccesibles hasta por aire, cuando quedan apenas dos semanas para la llegada de la temporada de lluvias del monzón.
El Gobierno de Nepal considera crucial que el mundo no pierda la atención en su catástrofe, de la que “intenta aprender las lecciones” para renacer desde los escombros.
“No podemos perder la atención del mundo hacia nosotros. Necesitamos reconstruir desde los escombros”, dijo a Efe el ministro de Información y Comunicaciones, Minendra Rijal.
El ministro envió un mensaje a los potenciales donantes para que confíen en que “el dinero dado a Nepal se usará con eficiencia, con transparencia”, con la esperanza de recaudar “unos 2.000 millones de dólares” que se estiman necesarios para la reconstrucción y de los que el Ejecutivo nepalí solo puede poner 200 millones.
En espera de esos fondos, el Gobierno de Nepal busca formas para recuperar la normalización de los servicios básicos e infraestructuras.
Pese a signos de optimismo como “una mejora del 40 o el 50 % en el desempeño del mercado”, la falta de demanda de consumo genera unas pérdidas aún por contabilizar, explicó a Efe el vicepresidente de la Confederación de Industrias de Nepal, Anuj Agrawal.
Los centros comerciales y los restaurantes siguen esperando a los clientes un mes después del terremoto.
Los seis distritos más afectados por el desastre siguen sin suministro eléctrico desde el 25 de abril, porque los sistemas de distribución, “incluyendo postes de electricidad, han sido destruidos completamente”, declaró a Efe Mukesh Raj Kafle, director de la Autoridad Nepalí de Electricidad.
Paradójicamente, donde no hay problemas de suministro, en Katmandú, la demanda diaria de electricidad ha pasado de los 400 megavatios a entre 200 y 250, de acuerdo con el responsable local del departamento de Suministros de la Autoridad, Bhuvan Chhetri.
Miles de personas no han regresado a sus casas y quienes lo han podido hacer usan menos energía, además de que el ocio o ir de compras ya no son actividades habituales en la capital. EFE