Dice la sabiduría popular que hay dos partes concretas del cuerpo femenino que tiran más que dos carretas. Puede que no ande desencaminado el refranero, pues existen varios expertos que consideran que los varones están programados desde la lactancia para tener esta «obsesión» por los pechos femeninos.
Sin embargo, lo que a día de hoy no ha logrado desvelar la ciencia es por qué los hombres prefieren los senos de las mujeres grandes. Las explicaciones han sido múltiples y, entre ellas, destaca la corriente evolutiva. Es decir, la idea de que –con el paso de los siglos- se ha asociado el tamaño a algo beneficioso. Sin embargo, sigue siendo un gran misterio.
Una cuestión de pecho
Pero comencemos por el principio. ¿Por qué atraen a los hombres los pechos? Esta curiosa pregunta fue respondida hace algunos meses por los neurocientíficos Larry Young y Brain Alexander quienes –en su último libro- señalaron que todo se debe a la oxitocina, una hormona liberada en la lactancia.
Tal y como explica la versión digital del «Medical Daily», esta sustancia provoca gran placer en el pequeño y motiva la unión, en primer lugar con su madre, y en segundo término, con sus pechos (de donde obtiene el alimento). Esta obsesión, por lo tanto, se mantendría durante la edad adulta y vendría «integrada» en el ser humano.
Con todo, también existen una serie de teorías que determinan que los hombres adquirieron esta obsesión de forma evolutiva y con el paso de los siglos. Concretamente, una de ellas afirma que –cuando el ser humano comenzó a caminar erguido- el centro de atención en las mujeres era el pecho, lo que provocó su interés por parte de los varones. Esta idea, con todo, no convence demasiado a neurocientíficos como Young, quien restringe el fenómeno al cerebro.
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