El ex primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, no sabía que la joven marroquí Karima El Marough, conocida como Ruby, era menor de edad cuando mantuvieron relaciones sexuales, según las motivaciones de su absolución en el Supremo. EFE
El pasado 10 de marzo el Tribunal Supremo confirmó la absolución en apelación de Berlusconi por el conocido como “Caso Ruby”, proceso en el que llegó a ser condenado en primera instancia a siete años de prisión e inhabilitación perpetua para cargo público por los delitos de prostitución de menores y abuso de poder.
En relación con el primer cargo, la Corte señala en sus motivaciones, difundidas por los medios, que son “fiables” los “elementos probatorios” que excluyen un conocimiento por parte del magnate de la minoría de edad de Ruby, con quien llegó a mantener relaciones sexuales cuando esta tenía 17 años.
Los magistrados señalaron que “el aspecto físico de la muchacha marroquí y su modo de comportarse no reflejaban ni lo más mínimo su verdadera edad”.
Además, adujeron que “Ruby tenía la costumbre de proporcionar falsos datos” y de “atribuirse una edad cada poco tiempo y que variaba entre los 19 y los 27 años”.
Asimismo los jueces apuntaron que la marroquí, frecuente en las fiestas del político y empresario, había confesado a sus amigos que “siempre había omitido” su minoría de edad a Berlusconi.
El segundo delito, el de abuso de poder, se sitúa en el 27 de mayo de 2010, cuando el por entonces presidente Berlusconi llamó a una comisaría de Milán para solicitar la liberación de la joven, que había sido detenida por un hurto.
Para ello, el político argumentó que se trataba de una sobrina del por entonces presidente egipcio Hosni Mubarak.
Los jueces explicaron que la actuación de Berlusconi no revela abuso de poder alguno porque, para ello, “es necesario demostrar que abusó de su posición y de sus poderes, exteriorizando un comportamiento para intimidar” psíquicamente al oficial de la comisaría.
El funcionario que recibió la llamada, Pietro Ostuni, jefe de gabinete de la Jefatura, señaló durante el juicio que el líder conservador “se limitó a señalar el caso” de Ruby y a indicar a “una persona que se haría cargo de la muchacha detenida”, la política y antigua “bellina” Nicole Minetti.
La declaración de Ostuni es uno de los argumentos recogidos en las motivaciones de la sentencia absolutoria.
La absolución de Berlusconi llegó cuatro año después de que estallase este escándalo.
En junio de 2013 fue condenado en primer instancia por el Tribunal de Milán a 7 años de reclusión y a la inhabilitación perpetua para el ejercicio de un cargo público.
Fue en julio del año siguiente cuando el Tribunal de Apelación falló la absolución del político, una sentencia recurrida por la Fiscalía al Supremo, que acabó revalidando su absolución definitiva.
Así, Berlusconi recibió un espaldarazo por parte de la Justicia italiana ya que poco tiempo antes había finalizado su periodo de trabajos sociales en un geriátrico milanés debido a su condena a cuatro años de prisión (rebajados a uno) por fraude fiscal en el “Caso Mediaset”.
Una pena que le valió su expulsión del Senado en base a la conocida como “Ley Severino”, creada en el Gobierno de Mario Monti y que establece la expulsión del Parlamento de los condenados a penas superiores a dos años de cárcel.