30M se convierte en un hito político, casi en un instante político neurálgico operando como un grito general de la democracia que rinde tributo a los presos políticos de su sociedad. 30M tiene el símbolo en su inicio de cuatro extraordinarias mujeres que como antorchas iluminan el devenir de la democracia frene a la violación sistemática de la Constitución y las leyes por parte de un cuerpo de autócratas perversos. ¡Arbitrarios!… que no soportan a quienes pensamos distinto. Quienes creemos que la Constitución es la Super Ley y que no puede ser usada para maltratar y tratar de quebrar la voluntad de hombres y mujeres que tienen un claro gen democrático.
30M y la irradiación del sentimiento de una masa crítica de hombres y mujeres en y fuera de Venezuela, es decir, los expatriados, debe ser entendida desde el punto de vista político como una energía política que responde y contiene al primitivismo político, a la maldición del militarismo como gobierno y al grave dolor que sienten múltiples hogares por sus hijos presos y por sus hijos que se fueron de Venezuela desuniéndose así el núcleo familiar que es de fundamental importancia para el venezolano.
30M-Energía es un grito de atención y de alerta para el liderazgo político del venezolano, es sendero para el ejercicio de la participación de la familia y es estímulo para que recordemos el gentilicio y la bravura del venezolano digno. 30M como hecho político es la expresión de una sociedad madura que aun cansada y fatigada por la criminalidad, por la escasez y por la manera arbitraria como se trata al venezolano común, está dispuesta a participar. Reclamar lo entiende como su obligación, como su derecho, como su legítima manera de pensar para que se le respete.
El 30M es fecha de inicio para otear la democracia y para que los autócratas y corruptos que se han enquistado en el gobierno entiendan, perciban y estén en cuenta que los venezolanos están convencidos que la democracia es el centro de la vida política y no estamos dispuestos más a que se nos veje, que se exponencien las variaciones de la sociedad y que se coloque el conflicto como forma para la ejecución de la política y, en consecuencia, del gobierno.
El gobierno de Nicolás Maduro y sus adláteres, no acostumbrado al análisis, tendrá que buscar quien le haga saber lo que significa el 30M como instante político neurálgico. Donde con la defensa a los presos políticos nos dispusimos a participar de manera contendiente y con gran decencia humanística. Los venezolanos todos entendimos el llamado de cuatro extraordinarias mujeres sufridas pero dispuestas a defender los valores, el gentilicio y el terruño de un país que poco les importa a los socialistas, a tal extremo que han puesto a la nación al servicio de la dolorosa situación de la isla de Cuba.
30M es también un toque de atención política para el liderazgo venezolano que tiene que comprender que la democracia huidiza requiere de temple, de riesgo y de responsabilidad ante el cuerpo social. El liderazgo político tiene que amarrarse a la epísteme y tiene que reforzarse con la doxa para que pueda alcanzar auctoritas y pueda hacerse acreedor al poder comitente o poder natural de los ciudadanos. El 30M como energía política y social no quiere ni líderes trepadores, ni dubitativos, ni enmascarados, es el momento del líder pleno postmoderno que acepte que su primera obligación es la ética.
30M puede entenderse como una epifanía pero también representa un toque de silencio para quienes, desde 1974, han venido conspirando vistiendo el uniforme del ejército que otrora independizó a países para que cultivaran la democracia. Es toque de silencio para las cúpulas militares que se han puesto al servicio de una ideología y no han tenido ninguna responsabilidad profesional frente a los ciudadanos y a una sociedad que paga una institución costosa, peligrosa y delicada que se ha acobardado ante la ideología fascista y comunista impuesta por los radicales de 1970.
30M es toque de atención para el postchavismo fracasado que quebró al país, responsable por una criminalidad exponencial que se mueve entre pranes, zonas de paz y colectivos armados para amedrentar al venezolano. Todo ello descuidando los derechos fundamentales de la República, a tal extremo que debido a su fracaso siguen mendigando dólares a otros Estados para un país que tuvo una riqueza extraordinaria la cual malbarataron, despilfarraron y ahora se sabe públicamente que la robaron.
El 30M, miembros del régimen autocrático militarista, es el toque de atención para que sepan que la sociedad venezolana, la familia nacional, los pueblos, los barrios y todos los grupos e hijos de esta patria hemos iniciado el arduo trajinar, defendiendo en primer término a los presos políticos que son de nuestra sociedad y enviando un mensaje para que se sepa que estamos dispuestos a lograr en el siglo XXI: la democracia que nos merecemos. El toque de atención es la fuerza, la decisión irreductible y el convencimiento de la gran mayoría de que Venezuela jamás será pisoteada por la autocracia militarista de este régimen.