La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, defendió hoy en la sede del fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que Argentina logró erradicar el hambre por desarrollar “unas políticas públicas muy activas”. EFE
“Lo que ha contribuido a que Argentina erradicara el problema del hambre fue la existencia del Estado, un Estado con políticas públicas muy activas, direccionadas y focalizadas precisamente a este problema”, expuso Fernández tras recibir un premio de la FAO por la reducción del hambre en Argentina por debajo del 5 % de su población.
“Agradezco que Argentina haya sido premiada por sus resultados en la lucha contra el hambre, pero (…) no solo hemos tenido un programa alimentario, hemos tenido un proyecto de país, un modelo de sociedad más equitativa, más justa, más igualitaria”, aseguró.
Destacó que esta combinación de “políticas muy fuertes y muy activas” es la que logró que el país tenga un índice de hambre “por debajo del 5 % y de indigencia por debajo del 1,27” y que se haya convertido en “uno de los países más igualitarios”.
Aunque subrayó la fortaleza argentina, “gran productora de alimentos” que este año “volverá a batir récords en materia de cosechas”, añadió que la clave del “éxito” para erradicar el hambre fue desarrollar políticas para combatir la pobreza.
Entre ellas, detalló medidas como el establecimiento de un salario mínimo vital y móvil, la asignación universal por hijo y a las embarazadas, planes de vivienda y apoyo financiero a los estudiantes con menos recursos.
Explicó que el país multiplicó ese tipo de apoyos “por una razón muy sencilla, que fue incentivar el consumo de los más pobres, que no son los que fugan recursos a cuentas en Suiza o paraísos fiscales”.
“La asignación que recibe cada trabajador o mamá es gastada en zapatillas, útiles para la escuela y alimentos, en cosas que contribuyen fuertemente a dinamizar la economía a través del consumo”, añadió.
Fueron estas medidas las que, según la presidenta, permitieron a Argentina salir “de un cuadro de pobreza extrema, endeudamiento y de una economía de trueque y con una multiplicidad de monedas que convertían la economía en una verdadera Torre de Babel”.
Políticas que Argentina aprobó “no solo por una cuestión de sensibilidad social, sino por una cuestión de inteligencia económica”, convencida en que “volcar el vaso para el lado del conjunto de la sociedad” llevaría a una dinamización económica, dijo.
“Tenemos una gran capacidad y vamos a tener aún más porque estamos invirtiendo mucho en ciencia, tecnología y educación”, sentenció Fernández, quien aseguró la repatriación de más de mil científicos a centros argentinos y planes “muy fuertes” de infraestructuras para permitir el acceso al agua potable.
Además, la presidenta argentina criticó las políticas de austeridad que ahora se aplican en Europa, que Argentina aplicó a principios de la década del 2000 y con las que el país “explotó por los aires”.
“Lo que quiero decir aquí en Europa, donde escucho que se aplican recetas de ajustes y restricción al consumo, es que en nuestro país esas recetas ya fueron aplicadas y con pésimo resultado”, ilustró.
También de modo crítico, atacó a “los mercados a futuro de productos alimentarios” y “los subsidios y las barreras arancelarias de países desarrollados” hacia los productos de América Latina y pidió “impulsar en los espacios globales nuevas regulaciones”.
“Nadie pide que los productores pierdan dinero (…) lo único que pedimos es que la especulación tiene que tener una regulación, porque la erradicación de la pobreza y una intervención activa del Estado en este problema son las claves para abordar de manera multiple y diversa el problema del hambre”, concluyó.