Una vez más el país se encuentra ante un año electoral, y una vez más, al país se le llevará a un nuevo engaño, a un nuevo callejón sin salida que no solucionará nada, y más bien prolongará su sufrimiento: este artículo, del cual pido de antemano disculpas por su extensión, es una recopilación de mi pensamiento sobre el tema, y servirá para justificar políticamente, mi decisión de volverme abstencionista frente a las actuales circunstancias, en contra de lo que he sido en el pasado.
I. MI POSICIÓN, MI DECISIÓN
Nunca he sido abstencionista, siempre he sido todo lo contrario, y lo he demostrado en muchos artículos del pasado, quien quiera tomarse el trabajo de buscarlos, verá que he sido consecuente votante en todos los procesos electorales de los últimos años.
Creo en el voto, y creo en él en cuanto derecho, expresión soberana, y arma política.
Es más, creo en la política, soy un apasionado de su estudio (autodidacta) y creo en los partidos políticos, además soy militante de Acción Democrática (AD), un militante activo en contra de sus actuales autoridades, que han traicionado y pisoteado todo su legado histórico, para comprobarlo, basta echarse una pasada por la página de lacabilla.com
Nadie puede acusarme de ser antipolítico ni antipartido.
Sin embargo:
No creo en esta clase política, y cuando me refiero a clase política, me refiero a la englobada tanto en la “Mesa de la Unidad” (MUD) como en el “Gran Polo Patriótico” (GPP): no creo en ninguno de los partidos que la conforman y hoy en día, el partido en el que menos creo, es precisamente AD.
Como me considero opositor, particularmente objetaré a la MUD, pues no creo que sea oposición, en todo caso, no me representa.
Y mi posición frente a las próximas elecciones, supuestamente elecciones a la Asamblea Nacional, será la de NO IR A VOTAR.
Si, salvaré mi voto, como dice la campaña por las redes sociales.
II. MI PENSAMIENTO SOBRE LO ELECTORAL EN LAS ACTUALES CIRCUNSTANCIAS
VOTAR NO ES PARTICIPAR
Votar no necesariamente implica participar, y cuando se da en determinadas circunstancias, se vuelve más bien la consagración de la sumisión, se trata de participar en un ritual, supuestamente “soberano”, pero que ha sido totalmente desvirtuado, pues no permite verdadera elección -sólo una falsa opción bipolar determinada por las respectivas castas o bandas políticas- y tampoco permite renovación ni cambio, ni en las autoridades ni en la situación del país.
Desde hace años, las supuestas elecciones no son otra cosa que un ritual de distracción, una puesta en escena consensuada que ejemplifica mejor que ninguna, el control social que sobre una sociedad políticamente anulada, ha logrado el actual régimen y la clase política que medra a su sombra, la cual incluye un sector de oposición, la MUD, que es la que realmente cumple de factor legitimador del régimen, eso sí, siempre y cuando pueda validarse a su vez, en algún evento electoral, un negocio redondo para el poder, y para unos políticos de absoluta mediocridad, que jamás tendrían vida en cualquier otra situación.
Aquí el discurso ya ni siquiera es una cuestión de otorgar o negar legitimidad, pues se ha vuelto, simple y llanamente, un discurso de NO a la complicidad, de NO a la actuación de toda un clase política que es la que tiene secuestrada a la nación, incluso más allá del autoritarismo imperante, pues también la clase política opositora refugiada en la MUD, en cuanto supuesta alternativa, no solo se niega a dar la lucha previa indispensable para restituir, precisamente la democracia, sino que además es activamente antidemocrática en cuanto descalifica, difama y denuncia a quienes proponen otra vías políticas, sobre todo de acción política.
(La MUD encarna la antipolítica en su expresión más esencial, en cuanto política encerrada en sí misma, que no reconoce lo político, la política que niega lo político, la que sataniza lo conflictual en la sociedad).
La actual oposición MUD es notoria comensalista del estado rentista, y no cambiará nada importante ni trascendente, mientras pueda usufructuar del actual reparto, es más, la actual modalidad arbitraria, mafiosa y hasta hamponil del régimen madurista, le permite una serie de ventajas en el usufructo de las tajadas del reparto, que constituyen muy convenientes oportunidades de poder levantar plataformas de publicidad y mercadeo para proyectos personalistas (y de negocios de múltiple naturaleza) que en ninguna otra circunstancia tendría la oportunidad de armar, dado el grado patético de deficiencia y mediocridad de sus dirigentes y liderazgos, los cuales, en cualquier otro país o momento distinto, simplemente no prosperarían ni sobrevivirían.
Los de la MUD son en cierta forma, los mochos complementarios que la clase política dominante del madurismo necesita para rascarse. Los cuales en plena conciencia de sus mutuas deficiencias, acceden a cierta convivencia que se da, única y exclusivamente dentro del ámbito electoral, y dentro de las parcelas de reparto rentista que el estado acepta ceder, por conveniencia múltiple de imagen institucional, y de preservación de una oposición deficitaria, absolutamente incapaz de provocarle daño alguno.
La actual oposición no aporta otra cosa que la conveniente “diversidad” para impedir la tipificación del actual régimen, en uno inequívocamente dictatorial, pero este impedimento solo es nominal, y de hecho, no ha impedido el cese de la república, la muerte de la democracia en todo sentido, especialmente en cuanto posibilidad de alternabilidad, además del abuso de poder, la corrupción sin límites, la ruina económica y la entrega de la soberanía.
VOTAR NO ES ELEGIR, SOLO SE ELIGE EN DEMOCRACIA
Las elecciones casi nunca son prueba de democracia, y si no se celebran en libertad, sobre todo en libertad política, sólo generan oligarquía.
Las elecciones en Corea del Norte son cada 5 años, hay 3 partidos políticos, y se celebran en total paz y civismo, la abstención es casi cero.
Las elecciones en Cuba son cada 5 años, hay un sólo partido político y se celebran en total paz y civismo, la abstención no llega al 5%.
Las elecciones en China, al igual que en Cuba y Corea del Norte, son cada 5 años y se celebran en total paz y civismo y con alta participación.
En Corea del Norte, Cuba y China se celebran elecciones regularmente, en total paz y civismo, no hay radicales, ni guarimberos, ni golpistas.
Pero lo importante es que en Corea del Norte, Cuba y China, las elecciones se celebran obedeciendo a la “autoridad, la ley y las instituciones”.
Así que nada como ir a votar en sana paz, obedeciendo la ley, y sin nadie quedándose en casa: pregunten en Corea del Norte, Cuba o China…
¿Cuál es la conclusión?
Par este servidor la única conclusión posible, es que los ciudadanos reducidos a meros votantes ¡NO SON NECESARIOS EN ESTE MOMENTO! la de elector no es la faceta requerida, cuando se ha perdido la democracia.
NO HAY QUE ENTREGARLES “TODO”…
A un régimen que acabó con la separación de poderes, y que actúa al margen de la ley, o sea que arrasó con la república, que además tiene a PDVSA y controla el narcotráfico, o sea, tiene el monopolio de los ingresos, de los recursos económicos, y por si fuera poco, también tiene a la Fuerza Armada, nada más y nada menos que el monopolio de la fuerza… a un poder así, omnímodo y omnipotente, no se le “refuerza” o se le “debilita”, por el resultado de una elección a un “cuerpo legislativo” que se tuvo a bien dejarlo relativamente “accesible” para poder mostrar ante la palestra internacional, alguna apariencia de debate democrático, cual “teatro de los muppets” para monigotes teledirigidos por comandos y cogollos escondidos, de lado y lado.
Porque para un poder de semejante naturaleza, la cuestión de “los espacios”, en el sentido democrático de espacios de control, limitación y contrapeso al poder ejecutivo, esa cuestión ha perdido todo sentido, y aún en el supuesto negado de que el régimen perdiese el espacio legislativo, ya vimos como la voluntad popular puede ser desconocida y pisoteada, de la forma más descarada y abusiva posible, tal como pasó en el caso de la diputada María Corina Machado, y sin que semejante atropello suscitara una reacción en bloque, como un cuerpo sólo, de esa oposición que tanto se jacta de su “unidad”.
De hecho la supuesta conquista del espacio legislativo por parte de una oposición perfectamente integrada a la institucionalidad madurista, no implica la conquista de un poder público, el cual por disolución autoritaria y factual dejó de existir hace mucho, pero implica sí la conquista de una “presencia sensible” en las entrañas del estado, cuya única significación real es testimonial de una supuesta “rutina republicana”, y por lo tanto favorece directamente al régimen, al constituirse esa asamblea en una vitrina, una pecera ornamental, que puede exhibirse como muestra legítima de pluralidad y tolerancia impecablemente democráticas.
En la MUD, es tan fuerte el divorcio de la ciudadanía, y la dependencia y asimilación institucional al estado chavista, que ni siquiera consideraron alguna de las iniciativas de aplicar las primarias para un porcentaje mayoritario de los circuitos, y así convertirlas en ejercicio de participación ciudadana, de organización colectiva y de verdadera diferenciación ideológica/cultural del régimen.
Es tan fuerte ese divorcio y erosión espiritual de la MUD, y su sometimiento a la ilegalidad, al atropello y a la opresión, que nunca consideró el convertir (ni por un segundo) cada preso político, cada perseguido político, en los principales candidatos, en los candidatos naturales para la Asamblea Nacional (AN), y ni hablar de proponer eso como lucha simbólica, como lucha principista por la libertad.
NO NOS REPRESENTAN…
Ni el GPP representa a los partidarios del gobierno, ni la MUD es oposición, y el caso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es patético, pues dista mucho de ser el partido “hegemónico” que el régimen madurista de dominación debería tener como basamento, pues no pasa de ser una organización electorera dócil, pequeño burguesa e instrumentalizada, que no genera doctrina, ni dirigencia, ni programas, ni equipos de gobierno, que no agrupa vanguardia ni proporciona relevos… Una organización de nula credibilidad, que sólo provee un servicio burocrático de postulación, para consumo de ciertas clientelas, y eso sí y muy importante, contribuye con la colosal maquinaria de movilización electoral el día de los comicios.
Sobre la MUD bastante este servidor ha dicho ya, sobre una agrupación que ya no reúne partidos políticos, sino agencias de mercadeo político para proyectos personalistas, y captación de tajadas de la renta petrolera (los benditos “espacios” que ellos tanto pregonan como objetivo sagrado, de defensa y conservación ineludible).
La MUD en todo caso es ya una institución del régimen, tan alineada con su mandato que a duras penas simula su condición de agrupación opositora (más bien busca denodadamente constituirse, en la alternativa chavista al madurismo “traidor del legado”) hasta el punto de negarse a objetar las casi ridículas condiciones electorales en las cuales debe siempre competir (o sea se comporta ya como una organización del establecimiento), y más bien colabora con el estado opresor, en la persecución y represión de la protesta ciudadana.
Falsos partidos con falsos liderazgos que al acudir a elecciones, escenifican una aparente competencia en una supuesta arena democrática, pues ninguno de ellos puede integrarse al poder ¡ni el GPP ni la MUD pueden acceder a él! Pues sólo pueden orbitar alrededor de él, conformando un sistema planetario al que se le permite, vía asignación y usufructo de ciertos espacios de poder institucional o regional (cotos de renta), la producción de cierta gravitación clientelar, la cual permite su supervivencia, los mantiene con cierta organicidad, y permite la falsificación que califica como democrático a un régimen dictatorial, y certifica a la “variopinta” clase política que medra en él, como plural y legítima.
En cuanto a la labor representativa hasta ahora desempeñada por TODOS los diputados a la Asamblea Nacional desde el 2010 (salvo excepciones escasísimas y honrosas, como las de María Corina Machado), y me refiero a todos los diputados sin distingo de partido, o de pertenencia o no al régimen o a la oposición, mejor sería ni hablar…
Comparsa, lo que se llama comparsa, es como acertadamente se puede definir al grupo de diputados, tanto de “gobierno” como de “oposición” a la actual Asamblea Nacional, es que no hay mejor palabra para describirlos con exactitud: son la definición más acabada, la definición viviente, de una comparsa…
En particular, los diputados “opositores” a la AN, desde el principio de su investidura y como “representantes” que supuestamente son, de un electorado en creciente zozobra de vida, han debido encarnar, la denuncia, la protesta, la rebeldía permanente, han debido ser un dolor de cabeza constante para el régimen, la piedrita… más bien ¡LA PEÑONA EN EL ZAPATO! primero para los zapatos de Chávez, y luego y peor aún para las alpargatas de Maduro, de hecho, el estándar contestatario (mínimo) lo estableció la misma María Corina, pero solo resultaron ser, sumisos rutinarios…
¡Conciudadanos! ¡No nos engañemos!: las elecciones al final, sólo interesan a una clase política irremediablemente desconectada del país, de lado y lado (tanto así que considero a sus agrupaciones representativas, GPP y MUD, como uno de los principales “legados de Chávez”).
El ASFIXIANTE ELECTORALISMO
El permanente y asfixiante electoralismo, produce además los siguientes efectos nocivos en los la actividad política y los partidos:
1. Concentra toda captación y asignación de recursos para la actividad política, tanto materiales como humanos, en la pura operación electoral, y por lo tanto, en los requerimientos organizativos de cúpulas y comandos de campaña, abandonando cualquier otra actividad propia del activismo político permanente (tareas de análisis y reflexión con la militancia y la ciudadanía, elaboración de propuestas generales y sectoriales, revisión y actualización programática, actividades de contacto y canalización de inquietudes y proyectos con las comunidades, organizaciones sociales y gremios, construcción y coordinación de redes, capacitación y doctrina, captación de liderazgos naturales, etc.)
Todo absolutamente todo, queda relegado, supeditado, subordinado a la cuestión electoral, candidatural, promocional, mercadotécnica, y toda la vida partidista en toda su complejidad y extensión, el verdadero trabajo político abocado al país y no al candidato de turno, se reduce, suspende o posterga, por tiempo indefinido.
2. El permanente requerimiento de organización específica para actividades exclusivamente electorales, consolida la “ley de hierro de la oligarquía”*, al favorecer la especialización tecnocrática de tareas fijas relacionadas con campañas candidaturales permanentes, e imponer la exigencia disciplinaria como “modus vivendi partidista”, con la consecuente cristalización de cadenas de mando ligadas a cogollos nacionales y regionales, y la paralización de todo proceso real, vertical, de democracia interna en los partidos políticos.
3. En el caso de la MUD, la obsesión patológica por la captación del eventual voto chavista decepcionado, ha terminado por moldear mercadotécnicamente toda propuesta programática y toda comunicación partidista hacia la sociedad, hasta incluso llegar a la hostilidad y burla hacia su mercado político natural en la clase media, cuando no a su desconocimiento y abandono.
*la formulada por Robert Michels
III. PENSAMIENTOS FETICHISTAS
- LAS ELECCIONES SERVIRÁN PARA DEFINIR LA “MAYORÍA”…
Estas elecciones, incluso carecen de la importancia residual que algunas almas puras, le otorgan para por lo menos definir donde está la supuesta “mayoría”, propuesta “para-plebiscitaria” con la cual se intenta cortocircuitar, el problema de la confiabilidad del árbitro, esta vez con la peregrina tesis de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) puede que no sea válido para distribuir con justa proporcionalidad, los curules entre los vencedores, pero si lo puede ser para llevar un conteo imparcial de los totales de votación a nivel nacional: si semejante tesis fuese cierta, todo el problema de la no parcialidad quedaría entonces circunscrito, a la mera manipulación de los circuitos electorales, cuando es bien sabido que, si bien esa manipulación constituye uno de los aspectos -un aspecto “cualitativo” importante- no es en modo alguno el único factor de alteración de la voluntad popular, y que son muchos los factores condicionantes que alteran en lo cuantitativo la totalización, tanto la regional como la nacional.
De todos modos, aquí el problema no es de definición de la mayoría porque al haberse anulado toda posibilidad de conquista electoral del poder, esa mayoría no puede imponerse por vía soberana, de hecho, al haber cesado la república y la democracia, no es la masa en su faceta votante, sino la masa en su faceta desobediente, la que puede hacer algo por su eventual autodeterminación, y por lo tanto, la lucha política ha de volverse por la dirección de la movilización, hacia la acción.
En condiciones como estas son más bien minorías, minorías esclarecidas y capaces de nuclear verdaderas vanguardias, las que pueden sacar a los países de sus atolladeros, y la demostración está en que, no otra cosa es lo que ha pasado históricamente, con las juntas que han luchado contra la opresión, sean “patrióticas” o no, las cuales agrupando fuerzas no necesariamente políticas, pero si actuantes exclusivamente desde lo político, desde lo conflictual, han logrado organizar la desobediencia pacífica de la sociedad contra el orden del estado despótico, que al tener que imponer su poder por vía de la fuerza, pierde allí toda legitimidad.
De hecho, la legitimidad comienza a cobrar importancia, sólo cuando un régimen pierde la hegemonía y comienza a aflorar la desobediencia.
Cuando a un régimen se le comienza a desobedecer y debe recurrir a la represión, su legitimidad se evapora, sin importar su origen.
Cuando un régimen comienza a temer, y debe amenazar y reprimir en forma creciente, no importa de cuanta legitimidad gozó: la perderá en pocos actos, incluso en uno sólo.
Por eso, es importante “empatar” la abstención con una corriente de acción promotora de la desobediencia civil, sólo así el efecto deslegitimador puede ser eficaz.
- EL PLEBISCITO CHILENO
Es el pensamiento fetiche por excelencia, y se trata de la fantasía auto erótica de una teórica transposición del plebiscito chileno contra Pinochet, a la situación actual de Venezuela, toda una producción digna de onanistas…
Lo primero que se debe comentar con respecto a esta fabulación política, es que en Chile si se armó una verdadera oposición CONTRA PINOCHET, no una de partidos comensalistas adictos al reparto rentista.
En Chile se armó un verdadero grupo opositor, con partidos auténticos, una concertación de partidos independientes del sistema, no dependientes de espacios clientelares concedidos por el poder, tal como los que tenemos en este petroestado rentista.
Esta no es una pequeña diferencia, es una diferencia sustancial, que imposibilita cualquier comparación, mejor dicho, invalida cualquier intento manipulador de establecer un paralelismo.
Además, y nunca está de más recalcarlo, en Chile no había CNE, ni maquinitas, ni el universo de marramucias incalificables que plagan nuestro sistema electoral. Afortunadamente, los chilenos no pudieron contar, con la simpática presencia de Tibisay, ni nadie que pudiese competir con su eficacia irreversible. (Esto desde luego, es algo que los de la MUD se cuidan mucho de hacer notar, porque al CNE, “ni con el pétalo de una rosa”).
En realidad sólo habría una forma de que pudiese emularse de alguna forma, la fantasía sexual del plebiscito chileno, y la explicaré más adelante, al tratar la nada fácil cuestión de las eventuales excepciones a mi postura abstencionista.
IV. LA ABSTENCIÓN COMO TAL, NO ES NADA
La abstención no debe limitarse a ser un acto de ausencia el día de las elecciones, debe ser un acto de protesta contra la imposición de toda una clase política, tanto madurista como opositora, desconectada y divorciada del país, un acto de ruptura política con líderes y partidos inútiles, sean rojos, rojitos, amarillitos, blanquitos ¡del color que sean! Debe ser la consecuencia de una toma de conciencia sobre la necesaria independencia absoluta que como ciudadanos debemos adoptar, en un momento histórico como este, la cual debe implicar una verdadera activación comunicacional y social, y de sintonización con liderazgos que de verdad acepten el reto de luchar contra este estado de cosas.
La toma de conciencia debe llegar a la conclusión de que la salida, una vez más, pasa por promover una corriente de acción, contra el régimen y sus poderes abusivos y destructores, y contra su oposición ficticia, que no representa alternativa alguna.
La abstención sólo es activa en cuanto opuesta a la sumisión, a la resignación y a la capitulación, es la actitud histórica que nos enlaza con un pasado que nos dio independencia en el siglo 19, libertad y democracia en el siglo 20, y que en el siglo 21 deberá darnos toda la capacidad creativa y constructiva para acabar con nuestros últimos enemigos históricos: el estado rentista y la pobreza que lo sostiene y refuerza en forma recalcitrante.
Desde luego, todo sistema electoral se impone en función de favorecer a determinados grupos de poder y perpetuar al sistema que les sirve y conviene. Y esta situación también deberemos superarla, a lo largo del siglo 21.
La abstención debería indicar la reactivación de una ciudadanía dispuesta a emprender, siempre por vía cívica y pacífica, la reconquista del espacio público y el camino de la desobediencia civil, desobediencia civil generalizada y permanente, expresándose en todo lugar, a toda hora, por todos los canales que tengamos a disposición, única acción coherente con el ruinoso estado por el que atraviesa la nación, cada vez más próximo al estado de necesidad, y la única acción democrática compatible con la indispensable transición, por la cual deberemos transitar para volver a ser una nación independiente y soberana, refundar la república, restituir la democracia, y superar este perverso estado rentista, que impide nuestro desarrollo moral y material.
La abstención rebelde, no cuestiona los procesos electorales, cuestiona su uso no democrático por parte de un estado que ha caído en la ilegalidad y que hace rato cayó en la ilegitimidad. No cuestiona al ciudadano activo deseoso de participar y ejercer un derecho, más bien defiende al ciudadano que con buena fe en la mayoría de los casos, es estafado reiteradamente al votar por líderes sumisos, que mansamente se prestan para una puesta en escena abrumadoramente fraudulenta y que no responde en modo alguno, a la confianza, íntima y esperanzada, depositada en el mismo acto del voto.
EL CHANTAJE DE LA UNIDAD
La unión que se necesita es la de líderes reales con la gente, en la calle, actuando. No una procesión de candidatos pidiendo votos.
Esa “Unidad” por la ruta electoral, por el reparto del poder. NO es la que requiere el país, es la unión de verdaderos líderes con una sociedad dispuesta a dar la batalla por su país.
No hay lugar posible para el jueguito “político/electoral/partidista”… el país reclama otra prioridad: la Libertad, así nacimos como nación.
Quien llama a votar en estos momentos, sólo pide poder personal y para su entorno/grupo/partido. El reto es otro: Libertad, Ley, República y Democracia.
Primero la Libertad, luego la Ley, y de allí la República, sólo así puede resurgir la Democracia. Ignorar eso es de politiqueros, no de Líderes.
Mientras no tengamos sociedad civil, ciudadanía activa, ni liderazgos, ni partidos, ni organizaciones dispuestas a trabajar con el ciudadano, para reabrir el espacio público y reinaugurar la política desde la base ciudadana, estaremos entregando nuestro destino, el de nosotros, nuestra familia, nuestros hijos y nuestro país, a la mediocridad sin remedio de la actual clase política del GPP/MUD, lo cual constituye: ¡UNA LOCURA SUICIDA QUE NOS CONDENARÁ POR MUCHOS AÑOS MAS!
V. LAS EXCEPCIONES A LA POSTURA ABSTENCIONISTA
Como lo dije al principio creo en el voto, pero sólo en democracia, y el día que volvamos a tenerla, desistiré con el mayor gusto, de mi actual posición abstencionista.
De todos modos me parece importante aclarar, que esta postura de negarme a votar, de salvar mi voto, no es una postura irrevocable, aunque esté basada en principios irreductiblemente democráticos. Pero no puede ser “irrevocable” pues los caminos de la política pueden ser tortuosos, más aun cuando se lucha contra un poder carente de toda moral y escrúpulo, de hecho, la posición abstencionista que defiendo en este artículo, podría contemplar sus excepciones, precisamente en circunstancias excepcionales, en donde la dinámica de los acontecimientos, hasta podría incorporar lo electoral, pero no para acceder a compartimientos del poder, sino precisamente para desalojar al actual poder de todos los compartimientos que ocupa.
1. PROVOCAR LA CRISIS
Contra un régimen como este, sin ley ni instituciones, eventualmente se acude a elecciones para provocar un impasse, y precipitar una crisis, una crisis terminal. Si tuviésemos una clase política distinta, no comprometida con el régimen en su dependencia rentista, y una dirección política clara y valerosa ¡hasta podríamos darnos el lujo de acudir a unas elecciones, independientemente de las condiciones que imponga el CNE! es más! si estuviésemos realmente unidos y resteados, sociedad política y sociedad civil, con el tipo de lucha que hay que dar contra un régimen como este -materialización insigne del fraude y la trampa- esa ausencia de condiciones ¡hasta obraría a nuestro favor! en todo caso, la estrategia no sería otra que la de denunciar, hasta mas no poder, y con la mayor contundencia posible, la ausencia de condiciones electorales mínimamente aceptables, para luego participar de todos modos bajo protesta y denuncia, y ante el fraude flagrante, estar dispuestos a precipitar una crisis política, sin tembladeras de pulso, hasta comprometer la gobernabilidad del régimen.
Si es tal como dicen la impopularidad del régimen, nada mejor para disparar una reacción de indignación popular que denunciar unas elecciones robadas, y el no intentar algo así, sería una demostración de inhabilidad y cobardía política en grado extremo, tal como ocurrió el 14 de abril de 2013…
Pero justamente así, es la “oposición” MUD: es demasiado mediocre, demasiado sumisa y enana, para atreverse a un reto de semejante magnitud.
2. LOS PRESOS Y PERSEGUIDOS POLÍTICOS COMO NUESTROS CANDIDATOS: LA OCASIÓN DE ORO
Con los presos y perseguidos políticos, especialmente después de los trágicos sucesos del año pasado, se presentó la ocasión de oro de contar con los mejores candidatos posibles para representarnos a todos, sociedad política y sociedad civil por igual, en algo que si habría podido representar la concreción de una verdadera y gloriosa ¡UNIDAD SUPERIOR!
Pero tristemente, por ambiciones, cálculos y mezquindades de los microcogollos y micropolíticos agrupados en la MUD, echamos al cesto la mejor oportunidad en décadas, de conciliar en forma inobjetable y virtuosa, la lucha por los derechos humanos y por los derechos políticos al mismo tiempo, la lucha por la libertad y el respeto al ser humano, y por la democracia no sólo social sino política, en fin, la lucha por la reivindicación de la protesta y el voto, al mismo tiempo…
¡Qué lástima! ¡y es sencillamente increíble! el desperdicio de semejante oportunidad histórica, por parte de una clase política históricamente carente de sabiduría, visión, habilidad, grandeza, estatura… una clase política históricamente derrotada.
De hecho, mi mayor reproche hacía el trío López-Machado-Ledezma, y muy especialmente hacia el partido Voluntad Popular, precisamente por ser ellos, el partido que ha sufrido más por la prisión y la persecución, no haya sido el partido promotor de esta iniciativa.
VP, un partido que tiene preso a su secretario general, perseguidos a importantes dirigentes, derrocados tres alcaldes, ha debido ser el portaestandarte de la nominación de los presos y perseguidos políticos como los candidatos de la libertad, el promotor de llevar verdaderos luchadores ¡guerreros sociales a la asamblea! y ha debido dar esa batalla política, sin ceder un milímetro en el honor, pero no, a ese partido, de paso único partido con alguna capacidad de convocatoria (demostrada el 30M) toca verlo con grima y pena, en un plan de consenso cogollérico, negociando sus candidatos con los dinosaurios y politiqueros de la MUD, o peor aún, improvisando maniobras descuidadas como la de la constituyente, o despistándose en acciones exquisitamente pasivas y depresivas, como huelgas de hambre, ayunos, vigilias, rezos… definitivamente, un partido sin ninguna dirección clara, el propio partido dando tumbos, tirando flechas a diestra y siniestra.
Desde luego, la nominación de los presos y perseguidos políticos como nuestros candidatos, y la lucha consecuente que ha debido activar, habría contado con mi total apoyo, incluyendo el de ir a elecciones (eso sí, siempre con la actitud ya descrita en la receta 1).
3. LA SUSPENSIÓN DE LAS ELECCIONES
La suspensión de las elecciones, es una hipótesis poco creíble pero que no se debe excluir, eso sí, olvídense de que sea “por miedo” del régimen a medirse, como lo afirma el coro siempre unísono de la corte MUD… sino porque el régimen podría optar por ejemplo, por presiones intrínsecas rato largo represadas, con el poder dar un “gran salto adelante” hacia el estado comunal, y en acto revolucionario puro, en honor al “legado de Chávez”, ir hacia la gran ruptura y acabar con la “geometría burguesa” del poder establecido en la 4ta república.
Desde luego, semejante audacia no sería para establecer algo así como un comunismo, sino para tratar de estabilizar un narco-petro estado (futura narco nación) rentista, que ponga en su sitio ciertas jerarquías dentro del hervidero depredador de mafias, clientelas, poderes fácticos, partidos comparsa, banca, boliburguesía, pranes, colectivos, y las exigencias de Cuba, China, Irán, Rusia, las FARC, los militares del funcionariado, la FA guisadora, y pare Ud. de contar…
Porque el desespero de esta compleja y extensa federación de criminales, lúmpenes, parásitos y oportunistas, no es por miedo a perder su chamba en unas elecciones, sino el de caer en un caos creciente sin un árbitro con autoridad y carisma, que pueda poner orden en la rebatiña y a su vez pueda ser aceptado por todos (que era la verdadera función “constituyente” de Chávez).
Cuidado que semejantes patadas a la mesa, que tampoco deben excluirse por locura o enceguecimiento terminal (eso ha pasado más de una vez en la historia), pues cambiarían todas las condiciones y por ende, toda la estrategia a seguir, de restablecimiento de la Constitución y de sus mandatos y mecanismos democráticos, batalla que podría darse en todos los frentes, incluso el electoral, pero sólo por medios contundentes, que incluyan en primera línea la protesta masiva y la desobediencia civil, procedimientos todos, por los cuales la actual clase política integrada al estado y representada en el binomio GPP/MUD siente alergia y aversión, repugnancia que de hecho demostraron, al repudiar y rechazar hasta la ignominia, cualquier acto de verdadera protesta que se presentó el año pasado.
Sin embargo, y en medio del caos que podría producirse en semejante situación, una nueva vanguardia, compuesta por una nueva camada política aunada a la sociedad civil, con ambas organizadas en binomio inteligente y audaz, podrían en cuestión de horas, pasarle por encima a una MUD seguramente paralizada en el paroxismo de su impotencia histérica, y trascenderla de una buena vez para llenar el vacío político y proponer una ruta de lucha política compatible con lo ya expuesto en las recetas 1 y 2.
4. LA VUELTA HISTÓRICA DEL PLEBISCITO
Si la hipótesis de una suspensión de las elecciones es poco creíble, esta debería sonar increíble, y sin embargo, debe ser contemplada, pues lo que este autor consideraba como una elucubración solitaria demasiado atrevida, no resultó ser así y hasta pudo constatar, que otros también la habían elaborado: se trata, nada más y nada menos, que de la vuelta histórica al plebiscito, pero no al chileno de 1988 sino al perezjimenista de 1957, para ratificar no solo a Maduro, sino a todos los nuevos y flamantes poderes surgidos de la consolidación del escenario expuesto en la hipótesis 3 o algo equivalente.
Frente a esto cabría perfectamente ir hacia una gran alianza nacional que también en este caso debería trascender la MUD (salvo que ocurra el milagro inesperado de su renovación, a nivel de las autoridades internas de los principales partidos que la integran) movimiento que debería integrar a toda, entiéndase bien, A TODA la sociedad civil organizada, para primero, dar la gran batalla por las condiciones electorales, en todo los frentes nacionales e internacionales, sin ceder un ápice, convirtiendo cada requerimiento ante el CNE en punto de honor (entonces y en un caso así, el tiempo y las dilaciones obrarían a nuestro favor), para acudir, sin el menor apuro, al plebiscito, bajo reclamo y amenaza, y si lo perdemos, aplicar la receta No. 1 (y todas las anteriores).
Bueno, eso es todo… creo que lo dije todo, y por lo tanto y como siempre,
creo que dije demasiado.
@FBoccanera