Esta herramienta de presión, cuando se hace en serio, por su naturaleza, pone en riesgo la salud, cuando no, la vida de quienes participan en su puesta en práctica. Me estoy refiriendo entonces a la huelga de hambre de verdad, no a ciertas mascaradas que hemos podido ver a lo largo de nuestra vida en ciertas oportunidades.
He mencionado razones de peso, y agrego, legítimas y proporcionales al objetivo buscado.
No se puede poner en peligro la existencia o la salud por nimiedades, tonterías, o por solidaridad con otros que andan en el mismo trance. Motivaciones graves deben ser las que impulsen una iniciativa de tal envergadura. Es una decisión que hay que sopesar y fundamentar bien.
Las huelgas de hambre, siendo un instrumento válido bajo ciertas condiciones, no puede banalizarse al punto de que por “quítame estas pajas”, se inicie una. No es para guachafitas.
En nuestro país, hay que decirlo, en los últimos tiempos, se ha abusado de ellas tanto, que ya ni llaman la atención. La gente, de tanto oír y leer sobre ellas, se ha insensibilizado. Las ve como algo que forma parte del paisaje, cuando debería ser lo contrario, independientemente de las causas que las generan.
Para quienes, desde el exterior, se han enterado de las huelgas de hambre que han estallado entre nosotros, ellas alarman, y ciertamente, sirven para sensibilizar al público de otros países.
Sin embargo, vistas desde nuestro país y conociendo el porqué de estas iniciativas, sin dejar de afectarnos el cuadro perturbador y angustioso que nos muestran, de verdad, no le vemos sentido alguno.
Por la fijación de una fecha de elecciones ¿vale tal sacrificio físico extremo? ¿Merece la pena poner la vida en riesgo por eso?
Pues no lo creo.
Si de lo que se trata es llamar la atención sobre una situación particular, otros medios son mejores y efectivos, menos comprometidos.
Comparto la idea de que no se hace huelga de hambre a quien desea nuestra muerte, ni a desalmados que la vida de los adversarios les importa poco o nada.
Una dirigencia política seria no debe estimular ni apoyar acciones de esta naturaleza bajo las condiciones que estamos viviendo en nuestro país.
Emilio Nouel V.