Ana María Marcano se levantó ayer poco de después de las 5:00 p.m. con la premisa de salir a recorrer los supermercados y farmacias en busca de los productos y alimentos de la cesta básica. Luego de asearse sale a la cocina a montar el respectivo cafecito, el cual compró a una revendedora en el Terminal de Juan Griego por 350 bolívares el medio kilo.
Marcano vive en Las Villarroeles, en el municipio Díaz, y el primer punto que visita es Sigo La Proveeduría, en Mariño. Al llegar queda atónita: una cola kilométrica tan sólo por una bolsa de 900 gramos de detergente, una mantequilla y jabón de tocador. Sabe que no alcanzará a comprar y se marcha a Makro.
La situación en este recinto comercial era aún peor. No se enfrentaba a una cola, sino a dos por la implementación del sistema biométrico. Allí vendían seis paquetes de harina de maíz y un paquete de 12 rollos de papel sanitario. Sus ánimos y esperanzas fueron mermando, pero decidida sigue su búsqueda implacable.
Se traslada en un autobús hasta el centro de Porlamar y llega a Farmatotal donde escuchó vendían papel sanitario. Al llegar no vio colas y creyó que al final lograría comprar algo, aunque no fuera para comer, pero luego se dio cuenta que no había cola porque el producto se había agotado.
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