La sociedad venezolana requiere unirse. Unirse significa acercarse en torno a los valores de la democracia, de la Constitución, del amor por el terruño, del ejemplo de grandes maestros cívicos y civilistas para conseguir contener la barbarie que amenaza a Venezuela desde 1999 en un arco de ineptitud que va desde la corrupción hasta la brutal inmoralidad. Inmoralidad que no tiene freno y que ha conducido a que el país de Nicolás Maduro esté sometido a suplicios, venganzas, abusos y atropellos como los que se expresan en la persecución política, el amedrentamiento ciudadano y en el desprecio por los derechos humanos y las libertades del hombre.
El estremecimiento y unidad que sintió Venezuela el pasado domingo debe colocarnos, entonces, en una conducta activa, de análisis, de amor por el país para comenzar a transitar los pasos necesarios y convenientes con el fin de lograr civilizadamente una respuesta política emanada de la virtud ciudadana. Virtud ciudadana que comprende la necesidad de la organización del tejido social, que concrete acciones políticas previstas en la Constitución y que tenga el arrojo direccional para –organizadamente- conseguir el triunfo cívico que vendrá dado por el triunfo de nuevos gobernantes y el tránsito a la democracia en el siglo XXI.
La sociedad está llamada a una concreción: A imponer el gen democrático, hacer valer el gentilicio venezolano y correr los riesgos necesarios para que Venezuela salga de esta aturdimiento que comenzó con un golpe de Estado nefasto e inconstitucional, cabalgado después con la agenda de unos radicales, extranjeros, invasores que no saben leer la historia, y mucho menos el arte y la ciencia del gobierno. La concreción llama entonces a quienes se entiendan como líderes, es decir aquellos hombres y mujeres que amarrados al epísteme y a la doxa con lo cual adquieren autórictas para que acometan acciones políticas con motivo, dirección y sentido.
Esos líderes como Líderes Políticos Emergentes con sus Operadores Políticos tendrán que llamar a la organización de la ciudadanía. La organización para la participación política contendiente de donde surgirán acciones políticas con estrategias a corto y mediano plazo. Sirviendo las mismas para alcanzar una concreción política: Ser la mayoría, demostrárselo a quienes hoy como bárbaros pretenden seguir en el gobierno y alcanzar un cambio político tal como está previsto en la Constitución incluyendo, léase bien claro, el derecho legítimo a protestar, es decir, hacerle saber a quienes gobiernan que por incapaces no llegaron a alcanzar la legitimación de gestión y se requiere un cambio político.
Gobernantes incapaces de satisfacer las demandas prescritas y pospuestas de los ciudadanos, quienes no tienen derecho a exigir la obediencia de un pueblo como el venezolano. Y los venezolanos tenemos el legítimo derecho tal como lo establecen nuestras raíces antropológicas, la sociología y la historia de Venezuela, a que exista un gobierno que responsa jurídica, social y sobre todo moral y éticamente como gobernantes. El estremecimiento y la vibra de la Venezuela con un gol… de parte de un extraordinario venezolano nos coloca en la posibilidad de hacer esta reflexión para ganar esta vez la paz, el progreso y la democracia en el país.
En esa reflexión los Líderes Políticos Emergentes tienen la gran responsabilidad de reunir desde la más pequeña expresión grupal hasta la mayor a los venezolanos, para enseñarles la importancia de la política, el valor de la Constitución y la obligación de la participación política. No será una tarea difícil, quizás laboriosa, pero dará sus frutos, así organizado el cuerpo de grupos sociales –el equipo- comenzará la acción. Acciones políticas suficientemente pensadas con definido motivo que impacten donde sea necesario y logren el sentido del triunfo: El triunfo político.
Los Líderes Políticos Emergentes serán los grandes capitanes políticos de la sociedad civil y harán la historia que requiere una Nación que siempre ha sido digna. Una Nación que aborrece el militarismo insultante, que está distante de las aberraciones del radicalismo primitivo y anacrónico y que ha aprendido a asquearse de la insultante corrupción que no ha tenido límites, como no han tenido límites durante estos dieciséis años el grupo de insensatos golpistas, que atados a una isla, han tratado de imponer la barbarie, la mediocridad, el sinsentido en una Nación que está llamada a ser digna y a ocupar un lugar de prestigio en el concurso de las Naciones de América Latina.
Por todo lo anterior, los Líderes Políticos Emergentes, los Operadores Políticos, los ciudadanos demócratas que somos la mayoría incluyendo a los expatriados, estamos llamados a ejecutar la más importante gesta cívica para que Venezuela deje de ser la mofa y hazmerreír del mundo, donde un grupete de incapaces ha querido burlarse del gentilicio y la gente decente de este extraordinario país.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director del CEPPRO
@JMachillandaP