El empresario brasileño-estadounidense David Neeleman, uno de los ganadores del proceso de privatización de TAP Portugal, declaró que quiere más vuelos hacia Estados Unidos y Brasil, durante la firma este miércoles en Lisboa del contrato de venta con el gobierno portugués.
El 11 de junio, Lisboa aceptó la candidatura de la compañía Gateway, formada por Neeleman y su socio portugués Humberto Pedrosa, para la privatización del 61% de la compañía aérea nacional.
“Queremos ampliar diez nuevos destinos hacia Estados Unidos y reforzarnos en Brasil con ocho o diez rutas suplementarias”, anunció Neeleman, fundador de la compañía brasileña Azul.
Portugal es “la puerta de Europa”, estimó, añadiendo que el capital inyectado en TAP será utilizado para crear “la mejor aerolínea europea”.
TAP “seguirá siendo nuestra compañía nacional, un motor de crecimiento en el país y una referencia mundial”, declaró por su parte Pedrosa, director del grupo de transporte de carretera y ferroviario Barraqueiro.
El gobierno cifró la oferta total en al menos 354 millones de euros (396 millones de dólares), de los que 338 millones de euros (378 millones de dólares) fueron para recapitalizar la empresa y 10 millones de euros (11 millones de dólares) para el Estado.
Esta suma incluye también el precio de la opción de venta sobre el capital restante de la empresa, que era 100% pública, y que puede alcanzar los 488 millones de euros (546 millones de dólares) en función de los resultados de 2015.
Con falta de liquidez y endeudado en más de 1.000 millones de euros (1.119 millones de dólares), el grupo TAP, que cuenta con más de 10.000 empleados, tuvo unas pérdidas de 85,1 millones de euros (95,3 millones de dólares) en 2014.
Sin embargo, en Portugal no todo el mundo está de acuerdo con su venta. Un movimiento de ciudadanos opuestos a la privatización apela a la justicia y a las autoridades en Bruselas.