El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, agradeció hoy que el papa Francisco haya pedido mascar hojas de coca para mitigar los efectos de la altitud en las ciudades de El Alto y La Paz porque, a su juicio, eso es un reconocimiento de las propiedades medicinales de la planta.
“Eso nos hace sentir muy bien, no solamente porque tiene que ver con un símbolo de nuestra identidad nacional, sino que también se trata de un tema médico. Siempre se dijo que la hoja de coca favorece al desempeño de actividades en zonas de altura”, dijo García Linera a los medios en la región de Cochabamba (centro).
Mediante esa petición, el pontífice reconoce la “identidad” de los bolivianos “y asume una lectura médica de la hoja de coca”, añadió la autoridad, que ejerce interinamente la Presidencia del país por el viaje del mandatario Evo Morales a Paraguay.
Por ello, García Linera agradeció ese gesto del papa Francisco, según un comunicado de la Vicepresidencia.
El papa visitará Bolivia del 8 al 10 de julio próximos, dentro de una gira suramericana que también incluye a Ecuador y Paraguay.
Francisco llegará procedente de Ecuador a El Alto, situada a 4.000 metros sobre el nivel del mar, y permanecerá algunas horas en la vecina La Paz, que está a 3.600 metros de altitud, antes de desplazarse a Santa Cruz (este), la ciudad más poblada de Bolivia.
En esa ciudad oriental, ubicada a 400 metros de altitud, el sumo pontífice permanecerá dos días en los que, entre otras actividades, está previsto que celebre una misa multitudinaria y que visite la prisión de Palmasola, la más conflictiva del país.
El ministro de Culturas y Turismo, Marko Machicao, aseguró el domingo que se tenía previsto ofrecer a Francisco el tradicional mate o infusión de hojas de coca o un café, pero que él “ha pedido específicamente que quiere hacer el masticado de coca”, lo que ha llenado de alegría a las autoridades bolivianas.
El mascado o “acullicu” de las hojas de coca es un hábito cultural arraigado en el país andino en los sectores indígenas y campesinos y es practicado también por mineros y transportistas.
Lo habitual es que quienes arriban a la zona andina de Bolivia consuman un mate o infusión de hojas de coca para mitigar los efectos de la altitud en El Alto y La Paz.
La hoja coca tiene en Bolivia usos culturales, rituales y medicinales reconocidos en la Constitución, pero una parte importante de la producción de la planta es desviada al narcotráfico para la fabricación de cocaína.
El Gobierno boliviano promueve la industrialización de la planta con el objetivo de exportar sus productos derivados, aunque de momento la hoja de coca sigue dentro de la lista de estupefacientes de la convención antidroga de Naciones Unidas, por lo que su exportación está vetada por ese organismo.
Los productores de coca de la zona central del Chapare, el feudo político y sindical del presidente Evo Morales, anunciaron la semana pasada que regalarán al papa una tarta, infusiones y otros productos industrializados de la hoja de coca.
EFE