El diálogo de paz con la guerrilla de las FARC está llegando a su fin y los delegados del Gobierno de Colombia podrían levantarse de la mesa por el aumento de los ataques rebeldes, interrumpiendo el proceso que busca acabar con el conflicto, dijo el jefe negociador gubernamental, Humberto de la Calle.
En una entrevista divulgada el domingo por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, de la Calle reconoció que la reciente escalada de ataques de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sumió en su peor momento la negociación desde que comenzó hace 31 meses, un proceso que podría naufragar en medio del escepticismo de los colombianos.
A la pregunta de cuánto más van a durar las negociaciones, De la Calle respondió: “poco”.
“Sí me parece claro que el proceso está llegando a su fin, por bien o por mal. Sea porque logremos un acuerdo, ya que estamos trabajando en la recta final de los temas de fondo. O por mal, si, como está ocurriendo, la paciencia de los colombianos se agota”, dijo el ex vicepresidente colombiano.
“El riesgo es real. Yo sí quiero decirles a las FARC con toda seriedad: Esto se puede acabar. Algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana. Realmente lo que está ocurriendo es insoportable para los colombianos”.
Las FARC rompieron un cese unilateral al fuego a finales de mayo en represalia por un bombardeo militar en el que murieron 27 rebeldes, incluido un líder que participó en las negociaciones de paz en La Habana.
Desde entonces, el grupo rebelde que cuenta con unos 8.000 combatientes, ha lanzado ataques a torres de energía, oleoductos y carreteras, que han afectado a la población civil y provocado graves daños ambientales.
Una reciente encuesta de Gallup reveló que el apoyo a la negociación de paz cayó a un 45 por ciento, su nivel más bajo desde que comenzó el diálogo de paz, mientras que aumentó el respaldo a la opción militar para derrotar a la guerrilla.
Pese a la desconfianza, los altibajos y la actual crisis, la negociación ha logrado más avances que los intentos anteriores para silenciar los fusiles y poner fin a la confrontación de 50 años que ha dejado 220.000 muertos y es un lastre para la cuarta economía de América Latina.
Las partes han logrado acuerdos para dar acceso a la tierra a los campesinos pobres, facilitar la conversión de la guerrilla en un partido político, combatir el narcotráfico, sobre el desminado y para la creación de una comisión de la verdad. Se espera que el Gobierno y las FARC lleguen pronto a un acuerdo sobre víctimas.
De la Calle dijo que el Gobierno está dispuesto a pactar un cese bilateral al fuego antes de firmar un acuerdo final, pero advirtió es necesario establecer zonas de concentración para la guerrilla antes de la entrega de armas.
“Estamos dispuestos a aceptar un cese del fuego, aún antes de la firma de un acuerdo, en la medida en que sea serio, bilateral, definitivo y verificable, siempre y cuando tengamos la garantía de que ellos asumen su responsabilidad en materia judicial y verificación nacional e internacional”, explicó.
De la Calle dijo los castigos para la guerrilla podrían reducirse a una pena alternativa que se pague en condiciones de dignidad, sin rejas ni trajes a rayas, y aclaró que el Gobierno no pactará un cese al fuego bilateral por la actual presión militar de las FARC.
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