“No es fácil explicar la verdadera farra política y económica que estamos observando. Por lo pronto, hay un pecado de origen: el programa de gobierno es malo. Pero lo más sorprendente es la baja capacidad de gestión. Todo parece estar mal hecho, improvisado, a la carrera, sin medir las consecuencias. El resultado de todo esto es que las reformas tributaria, educacional y laboral las apoya menos de un tercio de la gente”, escribe en su blog Andrés Benítez.
“Peor imposible” se titula la columna del rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, Andrés Benítez, inspirada en la coyuntura política ante el reciente sinceramiento de la Presidenta Michelle Bachelet, quien llamó a empezar el segundo tiempo de su mandato con “realismo sin renuncia”.
En el blog publicado en La Tercera, Benítez se pregunta y se responde a sí mismo que, dado lo visto hasta ahora, éste el peor gobierno desde la vuelta a la democracia.
“Hay que corregir casi todo, cosa que está por verse si es posible”, sostiene el rector.
El ingeniero comercial cita que el 27% de aprobación de la Mandataria, igualando el peor momento de Piñera, es peor en este caso pues no se crece con los niveles vistos anteriormente.
“Piñera logró revertir la situación, llegando al final de su período con un 50% de aprobación, en gran medida por el buen desempeño de la economía y el empleo. El punto es que Bachelet no tiene aquello. Por el contrario, su gobierno se encamina a tener los peores números de la historia reciente. Y nada indica que ello mejorará”.
“¿Cómo llegamos a esto? Es la pregunta que todos se hacen. Porque la verdad es que no es fácil explicar la verdadera farra política y económica que estamos observando. Por lo pronto, hay un pecado de origen: el programa de gobierno es malo. Pero lo más sorprendente es la baja capacidad de gestión. Todo parece estar mal hecho, improvisado, a la carrera, sin medir las consecuencias. El resultado de todo esto es que las reforma tributaria, educacional y laboral las apoya menos de un tercio de la gente”, opina.
Según Benítez la explicación de todo radica en lo que califica como una “desprolija” manera de gobernar.
“Una cosa es querer cambiar Chile, pero otra distinta es hacerlo mal. Y nada dice que esto cambiará”
“Los países pueden soportar presidentes poco populares. Eso incluso puede ser bueno si es el resultado de aplicar medidas difíciles, pero necesarias. Pero lo que los países no pueden resistir son gobiernos ineficientes, como es el actual”, cierra.