Cultura carcelaria se instala en las barriadas

Cultura carcelaria se instala en las barriadas

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Los altos índices delictivos que muestran a Venezuela como uno de los países más violentos del mundo, llevaron al Gobierno nacional a tomar medidas. Hace dos años el entonces vice ministro de Interior y Justicia, José Vicente Ávalos Rangel, vendió la idea de declarar Zonas de Paz, en aquellos territorios dominados por la delincuencia y en donde eran permanentes las guerras entre bandas.

Según explica Ronna Rísquez, periodista del portal web Runrun.es y quien le ha hecho seguimiento al tema, la idea era que el Estado les entregaba recursos económicos y materiales de construcción a las bandas a cambio de sus armas. El planteamiento era convertir a los delincuentes en ciudadanos productivos y reinsertarlos a sus comunidades, mediante la agricultura, carpintería y reparación de infraestructura (canchas, aceras, viviendas). En otra de las condiciones estaba que los cuerpos de seguridad no iban a ingresar a patrullar en dichas Zonas de Paz.





Las armas fueron entregadas al Gobierno, ellos dieron el dinero y los delincuentes lo que hicieron fue invertir y comprar armas más potentes, sumado a ello lograron más poder, porque los cuerpos de seguridad no pisaban su territorio y además hicieron las paces entre bandas enemigas, pero sumaron esfuerzos para enfrentarse a su enemigo mayor: los cuerpos de seguridad.

Rísquez comenta que comenzaron a operar de manera libre en las barriadas y a organizarse para no invadir el territorio de la banda amiga. La periodista al entrevistar a los líderes de estas bandas, recibió como respuesta que la organización que tienen proviene de la cárcel. Se dieron cuenta que la figura del pran (quien está custodiado por sus pistoleros, tiene unas personas para cobrar, otras para cometer los delitos y otras que alertan sobre la presencia de extraños) les sirvió y así lo aplican en cada una de las barriadas.

Para Nelson Fréitez, sociólogo, estas Zonas de Paz, son un fracaso, no traen nada beneficioso. Indica que esta practica fue realizada en Honduras y otros países y no funcionaron, lo que terminaron fue dándole fuerza a la delincuencia, porque tienen unos civiles armados que crecieron rodeado de la criminalidad, que sabe que el dinero fácil se obtiene sin esfuerzo y por ende no dejan de delinquir. “Los ponen a cumplir funciones de seguridad, sin ningún tipo de vigilancia, sin regirse por la ley, lo que se van es a reproducir y se va a desbordar la delincuencia”, asegura Fréitez.

Vía El Impulso.