En un país que se asemeja a una Ciudad Gótica sin Batman, manejado por hampones que abusan del poder desde Miraflores, que se pelean abiertamente en la Cota Mil o participan, con o sin uniforme, del tráfico de drogas, la idea de un nuevo presidente elegido en limpios comicios podría parecer ilusoria. Paradójicamente, este es un escenario que se acerca rápidamente, debido a la inminente implosión del régimen. Estas elecciones estarán apadrinadas por fuerzas políticas regionales finalmente convencidas de que Venezuela no puede continuar como está.
Y cuando ese día llegue no tengo dudas de que el futuro presidente de una Venezuela democrática será una persona joven y que haya demostrado con su ejemplo y sus actos su amor por la democracia y la libertad. Hay varios venezolanos y venezolanas quienes responden a esa calificación y no es el propósito de esta carta mencionar a uno o a otro u otra. Será lo que será.
Doy por sentado que ese próximo presidente será un miembro de las nuevas generaciones, no porque no existan venezolanos de anteriores generaciones quienes tengan suficiente mérito para ocupar esa posición, sino porque intuyo que el país está listo para un relevo generacional importante. De allí que deseo dirigirme al joven presidente de la Venezuela democrática que tendremos en un futuro que veo llegar con rapidez.
Sr. Presidente (a):
Lo felicito por haber llegado a la máxima posición a la cual puede aspirar un ciudadano en un país civilizado, libre y democrático. Y lo compadezco, por haber recibido un país en ruina material y espiritual, lo cual hace su tarea realmente gigantesca. Encuentra usted una Venezuela no solamente en triste situación de recursos financieros, con un parque industrial destruido, una agricultura hecha pedazos y unos sistemas de gobierno ineficientes y esencialmente inoperantes sino, peor aún, en una situación de postración espiritual, con instituciones degradadas y hasta prostituidas, como es el caso de Petróleos de Venezuela, del Tribunal Supremo de Justicia y de las Fuerzas Armadas, para mencionar solamente tres de las más importantes. No es preciso enumerar aquí todas las tragedias sectoriales que usted ha heredado. Lo importante será su actitud frente a la debacle nacional que dejó el régimen anterior
Las siguientes recomendaciones son de carácter muy general y aspiran a ilustrar la orientación fundamental que debería tener su gobierno. Durante su período presidencial no será posible hacer mucho más que comenzar a transitar el camino correcto, dada la angustiosa complejidad de los problemas que deberá enfrentar, problemas que requieren de acciones urgentes a corto plazo. He hecho pública una lista de las prioridades para acciones de corto plazo (2 años), en artículo publicado en Abril, verlo en mi blog: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2015/04/15-prioridades-para-un-nuevo-gobierno.html .
Sr. Presidente:
Desde el primer día libere los presos políticos y nombre una Comisión Presidencial que evalúe la situación de las cárceles del país y pueda generar sus recomendaciones en cuatro meses. Anúnciele al mundo que Venezuela ha cesado de ser una dictadura. Haga en su discurso de inauguración un llamado a todos los países libres del mundo a apoyarlo en la tarea de consolidar la democracia en Venezuela.
Háblele al país desde el primer día con total sinceridad y honestidad. Dígale que será preciso hacer un balance de la situación financiera, social e institucional del país, a fin de tomar medidas de mediano plazo que enfrenten los problemas encontrados. Diga las cosas como son. Si usted se decide a hacerlo así tendría mucha de la pelea ganada porque la gran mayoría de los venezolanos está harta de mentiras, populismo y promesas incumplidas. Mantenga una comunicación sincera con la Nación y la nación le responderá.
Dígale al país que usted lo escuchará y que sus decisiones tomarán en cuenta lo que el país desearía pero también lo que es necesario. No siempre lo que el país desea es lo más conveniente para su bienestar, como lo ha demostrado al mundo el caso de Grecia o el proceso político venezolano de fines de siglo, el cual abrió las puertas del poder a un régimen corrupto, dictatorial e incompetente debido a los deseos irreflexivos del país. El estadista existe para iluminar el camino, el populista solo existe para prometer y complacer en el corto plazo, a costa del bienestar verdadero del pueblo.
Usted requerirá de mucha capacidad de persuasión. De allí que la sinceridad y la comunicación clara y sencilla sean indispensables.
Presidente: Comience usted la tarea de educación ciudadana que el pueblo venezolano necesita desesperadamente y a desmontar, de manera progresiva, cuidadosa y sistemática, los mitos que mantienen atrasada a Venezuela. Entre ellos: el monopolio estatal de la industria petrolera, la educación universitaria gratuita y el mantener un ejército obsceno, apoltronado y sobredimensionado que históricamente le ha chupado la sangre al país. Abra la industria petrolera al sector privado internacional y nacional y rompa con los dogmas populistas absurdos que han hecho posible una PDVSA que cría cerdos e importa pollos. Establezca un costo variable para la educación universitaria basado en el ingreso familiar y criterios de selección basados en el mérito y la calidad del estudiante, no en privilegios de clase. Reduzca el número de efectivos militares y prepare el terreno para tener un país sin fuerzas armadas, con una policía nacional profesional y una guardia territorial de moderado tamaño.
Abra usted las puertas de Venezuela al mundo moderno y civilizado y termine con el alineamiento del país con estados forajidos. Venezuela debe estar al lado de los países libres y democráticos del planeta. Rompamos de una vez por todas con los sátrapas de este mundo.
Elimine usted los controles de cambio, los subsidios ruinosos y los controles de precio y restituya la plena vigencia de la propiedad privada, devolviendo a sus dueños las empresas confiscadas y expropiadas. Termine, de manera progresiva, con el regalo de la gasolina.
Seleccione a sus colaboradores en base a la honestidad y la competencia. Haga que la palabra meritocracia, desterrada por el régimen anterior, sea incorporada de nuevo al lenguaje oficial.
No permita que los crímenes del régimen que ha destruido a Venezuela en el Siglo XXI queden impunes. Si la justicia transicional no funciona, ella será reemplazada por la venganza.
Más allá de estas acciones le recomiendo que mantenga una actitud abierta a todos los venezolanos, y que condene explícitamente las exclusiones basadas en nivel social, color de piel y pensamiento político. Lidere usted el gran regreso hacia una Venezuela amable, abierta y cordial, como alguna vez lo fuimos. Haga sentir a su pueblo parte de una gran familia, no como miembros de tribus salvajes que se odian entre sí. La efectividad de este esfuerzo dependerá de su habilidad y la de sus colaboradores para inspirar a los venezolanos a comportarse civilizadamente.
Sé que Venezuela podrá salir adelante si los nuevos líderes ponen el debido empeño en transformar a nuestra población en una sociedad de ciudadanos, en la cual cada quien sepa que tiene deberes y obligaciones, no solo derechos.
Me complacerá estar allí para participar en el júbilo popular que acompañará a su presidencia y apoyar, como simple ciudadano, sus esfuerzos por concretar las bases de una nueva Venezuela.