“A mí me gusta la piel clara. No lo puedo evitar”, confiesa Fatou, cuyo cutis está surcado por las manchas y cicatrices producidas por el abuso de productos blanqueadores, y que seguirá utilizando pese a la prohibición del gobierno marfileño.AFP
Fatou, de 26 años, es una peluquera especializada en trenzas del barrio comercial de Abiyán. La gente la llama “salamandra”, en referencia al pequeño anfibio cuya delgada piel deja traslucir las venas.
Al igual que ella muchas marfileñas, y cada vez más marfileños, se blanquean la piel. Este fenómeno toca a todas las clases sociales, desde vendedoras a estrellas de la música.
Pese a que no hay datos oficiales, las despigmentadas, conocidas como “chachos”, son detectables ya que en las articulaciones, como las falanges, los codos y los pies, su color de piel contrasta demasiado con el resto. En Abiyán abundan las mujeres que se han sometido a estos tratamientos.
“Son los hombres los que presionan a las mujeres para que se aclaren” la piel, justifica Marie Grâce Amani, que se realiza este procedimiento hace cuatro años.
La ministra de Salud, Raymonde Goudou Coffie, confirma esta acusación.
A los marfileños “les gustan las mujeres que brillan en la noche”, dice irónicamente en una entrevista a la AFP.
Muchos productos de belleza fragilizan la piel hasta el punto que provocan la aparición de manchas blancas, cicatrices, granos e incluso cáncer de piel.
El doctor Elidjé Ekra, del servicio de dermatología del Hospital Universitario de Abiyán, advierte que incluso pueden causar enfermedades internas, como hipertensión y diabetes.
“Sabemos bien que nuestros productos aclaradores son nocivos”, admite un ejecutivo de una empresa cosmética local, quien defiende que sus cremas son preferibles a las alternativas artesanales.
“Por lo menos en nuestros productos sabemos los ingredientes”, defiende.
A finales de abril, el gobierno prohibió por decreto los productos de despigmentación, especialmente los que contenían “mercurio y sus derivados”, los “corticoides”, la “vitamina A” y también los que contengan hidroquinona a más del 2%.
La hidroquinona, un agente blanqueador que está prohibido en Europa, sirve como revelador para la fotografía analógica. Sin embargo, si se pasa la posología del 2% tiene un efecto descamador en la piel, explica la dirección nacional de farmacia.
“Este decreto no tuvo ninguna oposición en el consejo de ministros”, ya que hay unanimidad de que hay que “proteger a la población”, dice Goudou Coffie, quien impulsó la prohibición.
– Impacto mínimo –
Sin embargo, dos meses después de su entrada en vigor, la aplicación no es total.
Con reclamos como “un cutis ‘kpata'”, que significa limpio y claro, o “Mousso gbè” (mujer blanca en el dialecto diula), los salones de belleza rivalizan para ofrecer a las mujeres alternativas para aclarar su piel.
Los jabones “purificantes” y “aclarantes” siguen en el mercado. Los nombres son elocuentes: “Glow and white” (brillante y blanca) y “Body white” (cuerpo blanco).
Incluso el producto para un cutis “choco”, que podría llevar a pensar que busca realzar la belleza negra, en realidad también promete aclarar la piel, ya que el término significa “bella”.
“Después de la primera fase de sensibilización, vamos a pasar a retirar todos los productos prohibidos”, promete la ministra Raymonde Goudou Coffie.
Un comité nacional de evaluación, que autoriza la salida al mercado de productos, fue creado para velar que las medidas sean aplicadas. Quienes violen la ley se exponen a multas de entre 50.000 y 350.000 francos CFA (entre 76 y 534 euros, 83 y 589 dólares).
Sin embargo, a falta de que se emita un decreto para su aplicación, estas penas siguen siendo teóricas, se lamenta el doctor Ekra.
Además, la publicidad de productos aclaradores sigue aumentando.
“Seguimos viendo en la televisión pública a mujeres que usan productos blanqueadores”, se lamenta el dermatólogo.
“Les decimos a la gente que el producto aclarador es malo para la salud, pero si ellos creen que dentro del frasco hay algo bueno (…) no podemos impedirles hacer lo que quieran”, dice el vendedor Paul Aristide Kadia.