Teñirse el pelo, modificar nuestro aspecto radicalmente… Las películas de Hollywood nos han demostrado que no hay mejor forma de lograr ser atractivo que dejándonos aconsejar por los estilistas y cambiar radicalmente nuestro aspecto. No obstante, la Universidad de Queens (ubicada en Ontario) acaba de tirar por tierra este mito al demostrar que la clave para ser «sexy» es ser uno mismo, pues el cerebro humano siente rechazo hacia transformaciones físicas repentinas, según lo reseña abc.es
Así lo afirma la versión digital del diario «Daily Mail», donde se ha señalado que, lejos de hacernos más atractivos, los cambios en nuestra apariencia (por muy pequeños que sean) confunden a las personas que nos rodean provocando que no resultemos atractivos. Así pues, si vemos a una persona con el pelo rubio, pero las pestañas morenas, nuestra mente entiende que hay algo que no es normal y no lo encontra «sexy», sino algo a evitar.
«No es fácil convencer a alguien de que eres algo que no eres», explica el informe presentado por la universidad. De la misma opinión es Nikolaus Troje, uno de los principales investigadores, quien ha señalado que el cerebro humano ha evolucionado hasta el punto de estar alerta a los desajustes que existen en el cuerpo humano. Principalmente, a los que se producen entre la apariencia y el movimiento (puntos clave investigados por el estudio).
«Si tienes el pelo rubio, las cejas oscuras y quieres que parezca algo natural, es imposible, ya que estás trasmitiendo a la otra persona que hay algo raro en ti. En caso de duda, no hay nada mejor que ser uno mismo», ha explicado Troje en declaraciones recogidas por el diario. Así pues, lo mejor es evitar los cambios radicales y olvidarte de ser alguién que no eres.
Lo sexy que es andar
El estudio, publicado en «Evolution and Human Behaviour», se realizó de una forma bastante curiosa. Y es que, para llegar a esta conclusión, los responsables mostraron varios cortometrajes a una serie de voluntarios en los que se podía ver a multitud de personas andando. Su primera tarea fue señalar qué forma de caminar consideraban más «sexy», algo que tuvieron que valorar sin ver el cuerpo de los sujetos.
Posteriormente, esta forma de caminar fue comparada por los voluntarios con los cuerpos de cada uno de los sujetos. Curiosamente, en esta ocasión los «conejillos de indias» no dieron tanta importancia al aspecto físico a la hora de señalar la belleza o no de quién estaban viendo, sino que cobró mucha importancia como andaban.
Mediante una serie de visionados más, los expertos lograron averiguar también que a los seres humanos no les gusta que alguien que cuenta con un cuerpo atractivo trate forzadamente de pasear de forma «sexy», una teoría que han extrapolado a nivel general.