Con el cierre total del paso fronterizo implementado por el Gobierno desde este jueves, centenares de personas que iban de Venezuela hacia Colombia se quedaron varadas en San Antonio del Táchira, mientras que el comercio de esta localidad lucía completamente desolado, publica La Nación.
La medida ordenada por el presidente Nicolás Maduro, casi a la medianoche del miércoles, tras conocerse la emboscada de la que fueron víctimas tres militares y un civil en San Antonio, tomó por sorpresa a muchos viajeros y trabajadores que diariamente cruzan la frontera colombo-venezolana.
Al cumplirse las 5 de la mañana de este jueves, hora en la que se reabre tras la restricción nocturna que se aplica desde hace un año, en horario de 10 de la noche a 5 a.m., el paso por los puentes internacionales de San Antonio y Ureña continuó bloqueado y los militares de la GNB hicieron que las personas se retiraran de los sitios próximos a los puntos de control de las aduanas.
Debido a la inesperada medida de cierre, otra vez volvió el drama para los viajeros que por una u otra razón necesitaban atravesar la raya limítrofe. Algunos viajeros, que venían de Caracas o Valencia y se dirigían hacia Cúcuta, se quejaron por la medida. También se quedaron bloqueadas las personas de San Antonio y Ureña que trabajan en la capital del Departamento Norte de Santander o las que iban a efectuar diligencias.En la mitad de los puentes colocaron alambradas y hubo presencia militar para evitar que ciudadanos colombianos trataran de ingresar hacia Venezuela, mientras que en San Antonio y Ureña hubo piquetes de guardias desde al menos dos cuadras antes de llegar a las respectivas aduanas, para impedir que los viajeros intentaran siquiera aproximarse. Por las trochas del río Táchira también había vigilancia de los militares, según comentaron algunas personas que intentaron cruzar la frontera por esas rutas.
Debido al cierre de fronteras, el comercio de San Antonio y Ureña estuvo desolado e incluso muchos establecimientos estuvieron cerrados, bien porque los trabajadores que vienen de Cúcuta no pudieron llegar o porque no había a quién venderle. (JGH)