Víctor Rondón comenzó en la buhonería desde los ocho años cuando ofrecía sardinas en el mercado municipal de El Tigre. Después pasó a vender comida rápida y hoy tiene tres mesas repletas de alpargatas de cuero en una esquina de la calle Miranda.
Pese a su trayectoria en la economía informal, Rondón señala que a él y a sus compañeros no les agrada que los llamen buhoneros porque “suena feo”, y menos que los confundan con los llamados “bachaqueros”.
Y es que se consideran una fuerza laboral, que está agrupada en la Asociación Bolivariana de Pequeños Empresarios de El Tigre (Asobepet), que preside desde hace dos años.
Esa organización concentra a los 388 vendedores ubicados en 13 calles del casco central y cerca del mercado.
-¿El mercado se ha llenado de “bachaqueros o ha desplazado al vendedor informal?
-No, el bachaquero compra y viene al mercado a vender con un bolso, pero no permitimos que se instalen. Si hay algunos a pie, el control depende de las autoridades. Nosotros estamos organizados y trabajamos legal, la gente no ve la venta de productos regulados por la Gaceta Oficial en las mesas.
-¿Hay buhoneros que se han ido al “bachaqueo”?
-Algunos ven que es más fácil bachaquear. Estimo que se han ido como cinco y otros que no he visto.
-¿La gente confunde a los buhoneros con los “bachaqueros?
-La gente ve vendiendo algún artículo y le echa la culpa al mal llamado buhonero, pero no es así. En cada calle se puede comprobar que en los puestos no hay productos regulados o de los escasos. Se hizo una asamblea y se advirtió que a quien vieran vendiendo esa mercancía en los puestos se le iba a desalojar del puesto y se le daría a otro.
-¿Han desalojado a alguno?
-No, porque todos estuvieron de acuerdo y para no perjudicarse optaron por no por vender esos productos y cambiaron de mercancía.
-¿Hay algunos que funcionan de manera clandestina?
-Se puede decir que sí porque cuando ven a la policía se desaparecen y se meten dentro del mercado.
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