Papa hace gratuito el proceso de nulidad matrimonial

Papa hace gratuito el proceso de nulidad matrimonial

Foto: El Papa Francisco / Reuters
Foto: El Papa Francisco / Reuters

El papa Francisco reformó este martes el procedimiento de la Iglesia católica para anular los matrimonios, haciéndolo más simple, rápido y gratuito. AFP

En un “motu propio” (carta papal), el pontífice decidió que una sola sentencia bastará para decretar la nulidad, en vez de las dos que se requerían hasta ahora.

El recurso al tribunal de la sede apostólica romana, la Rota, seguirá siendo posible, pero excepcional.





El papa decidió también que el procedimiento sea gratuito para todos, con la ayuda de las conferencias episcopales.

Asimismo, un trámite más corto está previsto para los casos de anulación más evidentes. En estos casos, el obispo de la diócesis será juez, con el fin de que las decisiones respeten “la unidad católica en la fe y la disciplina”.

Reconocer la nulidad del matrimonio equivale a decir que debido a un defecto desde el principio, el sacramento nunca tuvo lugar. Esto permite a los antiguos esposos casarse de nuevo religiosamente.

Otro “motu propio”, con contenido similar, fue publicado para las Iglesias orientales.

Esta reforma democratiza el trámite de anulación del matrimonio católico, pero no modifica los motivos que justifican las anulaciones, un tema que el sínodo de los obispos de octubre próximo abordará.

El papa reafirmó el principio de indisolubilidad del matrimonio, y negó cualquier laxismo.

Esta reforma retoma las recomendaciones de una comisión creada el año pasado por el papa argentino.

El papa actuó “con gravedad pero con gran serenidad, y puso a los pobres en el centro”, subrayó el presidente de esta comisión, monseñor Pio Vito Pinto, quien explicó que la reforma expresa una orientación fundamental del Concilio Vaticano II (1962-65), que otorga un papel central a los obispos.

En la carta, el papa hace referencia al “gran número de fieles” que actualmente no pueden anular sus nupcias “debido a la distancia física y moral” con las “estructuras jurídicas” de la Iglesia.