Como crítica definen los habitantes de Paraguachón, frontera de La Guajira con Venezuela, la situación que están viviendo desde hace cuatro días, cuando el presidente Nicolás Maduro ordenó cerrar el paso entre los dos países.
Leonardo Herrera D. / El Tiempo
Este corregimiento de Maicao, que vive del comercio generado por la entrada y salida de viajeros, se encuentra paralizado. Nadie está pasando desde el lunes. Los negocios trabajan a medias y algunos cerraron.
Otros que la están pasando mal en Paraguachón son los venezolanos que llegaron cuando habían cerrado la frontera y que permanecen bajo el sol esperando para pasar. Ayer, unos 30 reclamaban al gobierno bolivariano que los dejaran entrar a su país. Es el caso de María Pérez, una profesora que se encontraba pasando unas vacaciones en Bogotá y fue sorprendida por la medida. “Podría irme por una trocha, pero mi pasaporte quedaría ilegal”, dijo.
Las autoridades de inmigración reportaron que 220 colombianos han sido deportados por este lado de la frontera. Con los días, la especulación de la economía informal aumenta. La pimpina de gasolina, que se conseguía en 10 mil pesos, ahora está en 30 mil.