El diputado al Consejo Legislativo del Estado Carabobo, Julio César Rivas, a través de un comunicado, exigió la libertad de Leopoldo López y demás presos políticos, y pidió a Nicolás Maduro recapacitar para comenzar a transitar por caminos de entendimiento, a fin de solventar la grave crisis económica y social en la que se encuentra inmersa Venezuela.
A continuación el comunicado:
Hace 6 años, en septiembre de 2009, permanecí encerrado en una celda de la cárcel de Yare, la razón fue por haber encabezado protestas en contra de la Ley orgánica de Educación.
Expresar mi desacuerdo con una ley impuesta, fue motivo suficiente para que me convirtieran en el primer dirigente estudiantil preso durante el Gobierno de Hugo Chávez. Era el preso político número 56, mi celda era un reducto de 2 metros cuadrados, allí tenida que dormir, defecar y bañarme. Mi mundo fue reducido a eso tan solo por elevar mi voz y guiar mis actos conforme a mi conciencia. La libertad que defendía me había sido arrebatada.
Recuerdo también el esfuerzo de mi familia para que mi nombre no se olvidara, todos estaban alarmados con los precedentes de quienes me antecedían en prisión, quienes estaban ahí por causas políticas, los comisarios y policías metropolitanos ya tenían varios años tras las rejas y solo los recordábamos cuando se daban las audiencias o se emitían alguna sentencia en su caso.
A penas tuve oportunidad, dije a los medios que para el momento si se resteaban a informar, “no se olviden de mi” , y fue el esfuerzo de mi familia, de mi madre, mis hermanos y tías, que coordinados con un excelente equipo jurídico del Foro Penal como Alfredo Romero, Gonzalo Himiob y Tamara Suju, se logró en muy poco tiempo activar la opinión pública y darle tareas específicas.
Venezolanos en Nueva York y España, esperaban a Chávez en sus giras y les exigían liberarme, decenas de estudiantes se apostaron frente a la OEA y se declararon en huelga de hambre por mi libertad. Vecinos marchaban y centenares de cartas de solidaridad me eran enviadas desde Antímano, el 23 de Enero, de Guasipati y Tucupita.
Todas esas acciones, rindieron frutos a los inmediato, los otros reos que estaban por delitos comunes así como sus custodios, sentían respeto hacia mi, un joven sin cargo político y sin descendencia de realiza, simplemente un joven venezolano que se atrevió a levantar la voz para ser escuchado por quienes detentan el poder.
Aunque la cárcel fue para callarme, la gente fue el eco y aquellos que me encerraron tuvieron que escuchar, las rejas ya no eran opción y la puerta de mi celda tuvo que ser abierta para que regresara a donde estaba, la calle. Y fue ahí donde me uní a mis compañeros justo donde quedamos, reclamando libertad. Hemos transitado juntos batallas difíciles y durante años hemos logrado conquistas por la liberación de decenas de presos políticos, hicimos escucharnos y existió la madurez política para aceptarnos que encerrar a otros por sus pensamientos políticos era un error que a nadie convenía, sin embargo, al llegar Nicolás Maduro al poder político, todo empeoró.
Hoy son 74 los presos políticos, jóvenes en su mayoría, venezolanos que se sienten inconformes y asumen su liderazgo para elevar la voz por aquellos que sufren y padecen las consecuencias de políticas cerradas.
La condena a Leopoldo López no es contra su persona, si no contra el derecho que tenemos los venezolanos de expresar nuestras opiniones y de protestar ante lo que nos molesta. Comprendiendo su prisión porque la he vivido y entiendo el sufrimiento de su familia, de sus allegados y simpatizantes, por lo que no puedo dejar de exigir su libertad como lo hacen miles de personas en el mundo.
Siempre hemos estado comprometidos en la defensa de los presos políticos, y hoy Leopoldo López sin duda alguna, es un referente de todos aquellos privados de libertad por defender su conciencia, por elevar su voz y por representar a millones de venezolanos que estamos descontentos.
Mientras Leopoldo esté condenado, nuestro país está condenado a la censura, a la persecución y a la sordera gubernamental, la justicia no fue concebida como herramienta para enmudecer adversarios políticos, la justicia es para que lo justo sea lo que rija y para que eso sea posible debe haber equilibrio.
Le pido a mis conciudadanos, sin importar su tendencia política, que desde sus posibilidades critiquen esta absurda decisión de la juez Barreiros, le pido a la comunidad internacional a que apliquen las sanciones establecidas en los tratados internacionales contra el estado Venezolanos por desacatar decisiones emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra este caso y también por distintas comisiones de la organizaciones de naciones unidas, entre ellas, la comisión contra la tortura establecida en este organismo multilateral.
Pido también a los simpatizantes y familiares de Leopoldo a que tengan conciencia que la libertad de él, se va a conquistar asumiendo una lucha por el mismo concepto, libertad, sin tener que rebajarlo a ser el motivo conveniente para campañas partidistas que en lugar de sumas voces, pudieran alejar a muchos que quieren sumar voluntades para conquistar, tanto la libertad de Leopoldo como la de decenas de presos políticos.
A Nicolás, no me queda más que pedirle que recapacite y comience a transitar por caminos de entendimiento para superar la crisis y el caos en el que nuestro país está inmerso, y para ello urge reconocernos y respetarnos y eso sólo será posible como gesto de buena fe, liberen a todos los presos políticos, libertad a todos los presos políticos.