Esta semana me hubiese gustado escribir mi artículo acerca de la campaña, de cómo la gente día tras día se nos acerca, demostrándonos su apoyo y sus ganas de cambio. Sin embargo, no puedo hacerlo puesto que el jueves de la semana pasada fue sentenciado más que un compañero de lucha un amigo.
Una persona que ha trabajado por nuestro país y por nuestra gente con empeño, con voluntad, con el amor que sentimos todos los que seguimos buscando un mejor futuro para nuestra patria. Hannah Arendt cuando analizaba la banalidad del mal hablaba del “Estado Criminal” y como dentro de un Estado que hace legal la violación de derechos humanos, el delito es desobedecer una orden dada por dicho Estado, aunque esta vaya en contra de cualquier persona. Y digo esto a propósito de la juez que dicta la sentencia, una sentencia basada en pruebas falsas, una sentencia sin asidero jurídico, una sentencia que sale del miedo político que se le tiene a la disidencia, a la capacidad de organización y de trabajo que Leopoldo López ha demostrado.
El gobierno quiere imponer su agenda, calentar la calle, incendiar al país porque lo que ve, no le gusta; porque se ve perdido y es necesario que la gente se alborote o que pase algo que impida que estas elecciones se realicen. Ayer fueron los colombianos en Táchira, victimas de maltratos y vejaciones propias de un Estado Criminal, hoy le toco el turno a mi amigo Leopoldo, quien solo elevaba su voz de protesta frente a la violencia imperante en la que vive nuestro país.
Pues nuestra respuesta frente a este atropello, frente a estas injusticia no puede ser otra distinta que la de ir a votar, la de demostrarle al Estado Criminal que la justicia existe y que aunque ellos la han dejado ciega, sorda y muda, nosotros con nuestra voluntad la vamos a rescatar. Venezuela mi compromiso es trabajar por el cambio que tanto necesitamos. Leopoldo a ti te digo, que mi compromiso es dar pasos firmes que contribuyan a rescatar la justicia, el país perdido y con ellos: “tu pronta libertad”.