Me he ido convenciendo que sea cual fuese el resultado electoral el lunes 7 de diciembre debe darse el quiebre definitivo y asumir de una vez por todas el camino de la rebelión civil hasta lograr pacificamente la defenestración del régimen. La lucha en Venezuela debe superar el personalismo y asumir un talante realmente nacional, es decir: deben superarse las individualidades que asumen como victoria el ocupar una parcela dentro del hartamente fallido y forajido Estado venezolano. Elegir una Asamblea Nacional no es ni debe ser el objetivo último de esta lucha porque si así es la intención de la MUD me pregunto sobre cuál será el siguiente paso para rescatar a Venezuela pues éste es el tema, ya no se trata de exigirle a la dictadura que rectifique, que asuma un nuevo modelo economico, que libere presos politicos y otorgue juicios justos a la disidencia, esto se trata es de echar a la banda que ocupa Miraflores y que usurpó el poder tras el fallecimiento del Difunto Eterno.
Yo dudo que se logre una victoria en la Asamblea Nacional, si sucediera lo contrario me gustaría saber cuál será el método para someter a Maduro y a Cabello por medio de leyes opositoras en el Congreso, habida cuentas que en nuestro país no existe Estado de Derecho y la constitución nacional no es más que un librito para pasar el tiempo y sostener la fachada de la supuesta democracia.
El momento que vive la región latinoamericana es propicio para iniciar un camino sin retorno y defenestrar la dictadura venezolana a pesar de los gobiernos que son “gobiernos” gracias a la factura pagada por el Difunto Eterno y muy a pesar de ese mamotreto que es la UNASUR y su nefasto secretario Samper. La caída del régimen venezolano será la llave para que toda Suramerica supere esta luctuosa época izquierdista que nos ha tocado, por eso el MERCOSUR y la OEA, más allá los organismos internacionales y la Unión Europea, tendrán que reconocer como legítima la lucha venezolana y reconocer de forma inmediata el proceso de transición a la democracia que implica el establecimiento de un gobierno provisorio que reforme al Estado y genere las condiciones para un gobierno democrático electo popularmente.
La unidad el 6 de diciembre debe ser honesta, sin medias tintas, y a ése día debemos llegar con el método para cambiar de la dictadura a la democracia en poco tiempo, y del modo más pacífico posible. Porque el camino no termina ese día con la conquista de parcelas de poder, si así fuera estaríamos frente a una de las traiciones más grandes de nuestra historia. El camino debe iniciar inmediatamente se den los resultados y para ello urge, como algunos han planteado ya, establecer un acuerdo nacional que garantice que todos estaremos en las calles hasta que se dé la renuncia de Maduro.
No podemos seguir enredados en las paradojas de la MUD. Que triunfe la unidad nacional –no la de los demagogos actuales ni la de los prepotentes mudistas–, es decir, la unidad como el resultado de la “fe en lo que somos y queremos ser” como ciudadanos y como país. Eso es la unidad y es lo que espero de Venezuela el 6 de diciembre.