La Iglesia condenó la deportación de colombianos. El presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Roberto Lückert, denunció atropellos a los derechos humanos de los deportados durante la ejecución de la medida ordenada por el presidente Nicolás Maduro, publica El Nacional.
SOFÍA NEDERR
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“Les rompen las casas, les roban, los sacan como unos animales a la frontera. Tenemos que reclamar porque eso no puede continuar”, dijo.
Calificó de una barbaridad la situación e indicó que “la presencia de los hermanos colombianos en Venezuela no es de ahora, ambos pueblos conviven desde hace muchos años trasladándose a ambos lados de la frontera; ahora deportan a los colombianos porque no sirven a los intereses del gobierno, pero cuando interesaban en la campaña electoral traían colombianos a votar”.
Considera que el jefe del Estado busca solventar de manera equivocada la crisis del país.
“Él quiere resolver el problema de la inoperancia económica de este gobierno durante 16 años a través de una medida con la cual están exaltando el patrioterismo de algunos venezolanos”, aseveró el también arzobispo de Coro en declaraciones a ACI prensa, divulgadas por la Conferencia Episcopal.
Lückert se refirió al aporte de los colombianos al país. “Si en este momento todos los colombianos del estado de Zulia deciden irse a Colombia, le creamos un gravísimo problema a Colombia porque no tiene dónde acomodarlos. Y si se van, nos hacen un gravísimo problema a nosotros porque ellos han trabajado y siguen trabajando y han constituido familias de tres, cuatro generaciones”, expresó.
Diálogo necesario. La primera reunión entre las cancilleres de Colombia y Venezuela el miércoles en Cartagena fue un preámbulo que no permitió ahondar en salidas a la crisis, coinciden los internacionalistas Carlos Romero y María Teresa Belandria.
“El gobierno insiste en que los únicos actores negativos son el narcotráfico y los paramilitares, cuando se sabe que en la frontera binacional participan otros factores como el bandolerismo y la guerrilla. En el caso colombiano hay muchas divergencias, está la posición del presidente Santos y el pronunciamiento de (César) Gaviria de irse de Unasur”, señaló Carlos Romero.
El analista cree que para evitar una profundización del conflicto debe acordarse una reunión entre los presidentes Maduro y Santos con la mediación de garantes, buenos oficiantes, de la región. Criticó que pareciera que el gobierno hubiese abandonado la bandera antiimperialista y la defensa del Esequibo para tomar la fronteriza.
“Si esto se trata de un trapo rojo, un lado electoral como la marcha convocada para movilizar a la gente del PSUV, sería lamentable por las heridas que produce esta crisis humanitaria”, argumentó Romero.
María Teresa Belandria dijo que la solución a la situación fronteriza debe asumirse de manera bilateral. Señaló que la reunión entre las cancilleres fue en medio de una contingencia y que el cierre fronterizo se hubiera evitado si aún funcionaran mecanismos institucionales como las comisiones binacionales.
“Debe abrirse la frontera. Ese es el punto de honor ante la crisis; las medidas asumidas dan pie para que se agudicen los problemas que se quieren combatir, como el comercio ilegal y todos los ilícitos que allí se producen”, destacó.
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