Es algo tan nuevo que aún no se encuentra dentro de las clasificaciones de psiquiatría o salud mental. Sin embargo, basta una rápida búsqueda en Google para entender que la alcoholexia es un mal que cada vez cobra más adepto, reseñó El Comercio.
«Dentro de los desórdenes alimenticios hay muchas variantes», explica Paola Otero, psicoterapeuta del centro Renascentis. «La alcoholexia es uno de ellos y sucede cuando las personas dejan de comer para darse un atracón de alcohol».
La creencia detrás de la alcoholexia es que mientras una persona ahorra calorías en las comidas, las puede reemplazar por bebidas alcohólicas, consumidas socialmente o a solas.
«Hay que entenderlo como dos problemas separados», añade el psiquiatra de la clínica San Felipe, doctor Luis Julio Matos. «El alcoholismo es una de las adicciones más extendidas y que más gente mata en el mundo. Por otro lado, las presiones culturales con respecto a la imagen corporal hace que hombres y mujeres se preocupen por comer cada vez menos».
Según un estudio publicado este año por DEVIDA (Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas), en los últimos cuatro años los casos de alcoholismo en Lima aumentaron en un 164%. En la mayor parte de casos, su consumo está vinculado a problemas de depresión, baja autoestima o trastorno límite de personalidad (borderline).
Igualmente, la anorexia está en muchos casos relacionada a una pobre imagen personal o traumas infantiles como negligencia o abuso sexual. Viviendo en una época en que el consumo de alcohol es alentado por considerarse «divertido» o «in» y en el que se glorifica un cuerpo esbelto, no es de extrañarse que sean los jóvenes los más afectados por este nuevo trastorno, siendo siete de cada diez, mujeres.
«Por lo general, son las jóvenes quienes más sufren este problema», explica el doctor Matos. «Por cuestiones culturales y de esta época, la mujer joven toma para sentirse superada, libre, que no tiene restricciones».
Quienes sufren de alcoholexia tienen, además, una percepción corporal errada, y pueden verse gordos aunque estén muy delgados. Esto crea un círculo vicioso que debe ser tratado por especialistas multidisciplinarios o, incluso, con medicamentos. Si el alcoholismo es severo, se deberá también considerar internar al paciente.
Lo ideal, explican los expertos, es que se trabaje no solo con el enfermo, sino también con su entorno. «Muchas personas que tienen problemas de alcoholismo y anorexia es porque se sienten poca cosa, y esto se origina en el hogar», explica Matos. «Hay que trabajar con la familia, para que apoyen y valoren a los hijos en lo positivo que tienen, y no enfocarse mucho en los aspectos negativos».
¿Cómo reconocer a una alcoholéxica?
1. Deja de comer en el día o en la semana para «prepararse» para consumir bebidas alcohólicas.
2. Tiene una distorsión en la forma en que percibe su cuerpo, puede creer que está gordo aun cuando su peso está por debajo de lo recomendado.
3. Disfruta del malestar que tiene al día siguiente de los ‘atracones’ de alcohol, ya que eso le impide comer.
4. Pierde interés en los estudios, el trabajo o en su vida social. Por lo general, solo socializará si hay alcohol de por medio.