Ha sido tal la inoperancia de las policías nacionales para la captura de José Antonio Tovar Colina, conocido como “El Picure”, que la solicitud de este peligroso delincuente, de tan solo 26 años de edad, ha sido confiada a la Organización Internacional de la Policía Criminal (Interpol). Quizás estará buscándolo por El Sombrero, Altagracia de Orituco, en Guárico y en las poblaciones del sur de Aragua, donde no lo han podido aprehender los funcionarios de los órganos de seguridad de Venezuela.
“El Picure” y su banda acumulan un amplio prontuario delictivo con homicidios, extorsiones, secuestros, robo de vehículos, y hasta ahora, ninguna operación policial ha logrado c, lo que corta tajantemente la credibilidad sobre las operaciones propagandísticas del gobierno de Nicolás Maduro en materia de seguridad. Esta incompetencia nos lleva a insistir sobre la existencia del Estado Delincuente en Venezuela, dado el número de veces que “El Picure” ha logrado escabullirse, seguramente, como ocurre con el control de los pranes en las cárceles, por la acción de funcionarios que actúan como cómplices necesarios.
Recientemente, los medios de comunicación social divulgaron que “El Picure”, el delincuente (presuntamente) más buscado en Venezuela, resultó herido y fue rescatado por miembros de su banda, quienes en venganza atacaron con granadas varias sedes policiales. Cabe la pregunta ¿Cómo llegan las granadas a estos delincuentes?
La abogada Rocío San Miguel asevera que el porte ilegal de armas, por lo general “procede de los parques legales de la Fuerza Armada Nacional (FAN), Basa su testimonio en la normativa constitucional (art. 324) que establece: “sólo el Estado puede proveer y usar armas de guerra”.
No es intrincado deducir que muchas de las armas y granadas en manos de los delincuentes podrían ser producto de negociaciones ilícitas, concretamente, hechos de corrupción por parte de efectivos inescrupulosos de la FAN o de las policías. En este sentido, planteamos que así como se anuncian compras de armamentos y equipos militares, se cumplan las auditorías necesarias para verificar la situación real del uso y destino de los pertrechos militares.
Pero además, se debe determinar con precisión cuántas armas procedentes de la FAN han sido decomisadas a los pranes en las cárceles o en las ejecuciones de “seguridad” en las comunidades, llamadas por el gobierno Operación de Liberación y Protección del Pueblo (OLP). Seguramente, son datos conocidos, pero el secretismo oficial lo tiene “a buen resguardo”, mientras la impunidad se encarga de propagar la situación de inseguridad, y violencia en Venezuela., con numerosas pérdidas de vida.
Cuando planteamos la presencia de un Estado Delincuente nos referimos también a la tapadera institucional, mediante el secretismo oficial, los falsos anuncios de desmantelamiento de bandas, el aumento de la impunidad, los funcionarios tarifados que aúpan las actividades de grupos de la delincuencia organizada, como la banda de “El Picure”, que ha llegado, con sus acciones delictivas a colocar a los pobladores de Guárico y de Aragua en situación de toque de queda, mientras cobran “vacunas” a los comerciantes, controlan los mercados locales de las drogas, trafican armas, secuestran y suman homicidios.
El estado delincuente ha sustituido al Estado de Derecho en Venezuela, estableciendo un vínculo perverso entre la corrupción, generadora de impunidad, y grupos al margen de la ley, alcahueteado, presuntamente, por altos funcionarios públicos o militares tarifados.
Igual ocurre en las cárceles, donde el control está en manos de los pranes y no del ministerio de servicio penitenciario. Las bandas delictivas que pululan en las poblaciones venezolanas, sembrado de terror de sus habitantes, tienen el poder de las armas, municiones y granadas, cuya administración y control corresponde a la FAN.
Seguramente, cuando cese el silencio gubernamental y se conozca la verdad del auge delictivo en Venezuela, sobre la procedencia de las armas y las granadas, también se crearán las condiciones para la captura de El Picure y de otros muchos delincuentes que mantienen a los venezolanos en situación de rehén.
Mientras los venezolanos esperamos respuestas y acciones concretas contra la inseguridad y la violencia, los delincuentes celebran, como ocurrió con la pomposa boda del pran del penal de Barinas, Jean Pier Arenas, en plena cárcel, reseñada en la página social de un periódico regional. Ojalá llegue el día de celebración de la paz y la vida. Ese es el mayor anhelo de los venezolanos.