La falta de productos no hay como taparla. El cierre de frontera que se ordenó para evitar el contrabando y fuga de alimentos avivó la realidad en los anaqueles de los supermercados y las olletas vacías en los hogares. El promedio del indicador de escasez del estado ronda 45 por ciento, considera Werner Gutiérrez, ingeniero agrónomo y exdecano de la Facultad de Agronomía de La Universidad del Zulia, tras las investigaciones del Centro de Ingenieros del estado Zulia, a través de la Comisión Agroalimentaria, que presentó el diagnóstico agrario de la región, publica La Verdad.
“La situación se va a agravar en los próximos meses”, asegura Gutiérrez. Las causas son evidentes: hay menos divisas para importar alimentos y sustituir la caída de la producción nacional con comida comprada en mercados internacionales. “El peligro es que no suban los precios del petróleo, y que el Gobierno no tenga divisas para importar”.
La Comisión Agroalimentaria, encabezada por Marcelo Monnot, presidente del Cidez, evaluó los indicadores de instituciones relacionadas al análisis de la economía y los datos que aportan los gremios de productores para afirmar que la escasez promedio nacional flota en 35 por ciento. La tendencia se mueve aceleradamente. A enero y febrero de 2016 se estima aumento de 40 y 45 por ciento, proyecta Gutiérrez.
No conseguir carne, arroz, leche, aceite, pollo, azúcar tiene un origen. En Zulia hay casos “emblemáticos” al recordar las fincas expropiadas que ahora están 95 por ciento “improductivas”, resalta Marcelo Monnot. Al Sur del Lago y Perijá están los ejemplos. La hacienda Bolívar tras tener registro de exportación de plátano y beneficio de carne “está en abandono”. Y la hacienda El Capitán, en Machiques, que ordeñaba cinco mil litros diarios de leche y era modelo de inseminación artificial y campañas de reforestación “hoy se encuentra en cero”.
El Ejecutivo con la política de expropiación, en varios estados, asumió el control de cinco millones de hectáreas de tierras que “perdieron” productividad. Aunado a la insistencia de la regulación de precios afloró “desestímulo” en el campo. La comisión alerta la necesidad de cambio en la gestión agrícola económica, fortalecer la producción nacional usando los casi nueve mil 500 millones de dólares de importación de alimentos en el suelo venezolano. Garantizar la rentabilidad en la actividad y creación de mesas técnicas para fijar resultados a corto plazo.
Venezuela se convirtió en este año en un “mal cliente”, lamenta Gutiérrez al explicar que al no tener soporte en divisas cae en el impago y se cierran las puertas para importar cualquier bien. El caso de las deudas por repuestos de tractores está pendiente. La disponibilidad de créditos se oxidó con proveedores.
Gutiérrez insta a cambiar. El camino con la liberación de precio del girasol es estímulo que incentiva la producción. Si con el maíz se toma una decisión similar se “mueve la economía”. Un salto importante apunta a la rentabilidad aceptable y se pasaría de sembrar 600 mil hectáreas a 950 mil.