Este lunes 26 de octubre de 2015, al amanecer, se podrá apreciar en el firmamento, muy cerquita de Régulo -la estrella más brillante de la constelación de Leo-, un fenómeno singular. Ese día, el planeta Venus como Lucero del Alba se encontrará en su máxima elongación (momento de mayor separación angular del Sol) dominando los cielos poco antes y durante el crepúsculo matutino. Y no solo eso, será tan brillante y se encontrará tan lejos del Sol que podrá ser visto ¡durante el día! (siempre que se encuentre sobre el horizonte, claro). Pero lo más singular es que no se encontrará solo, sino que a menos de un grado de distancia (algo menos de dos diámetros lunares) rivalizará con él en luminosidad la “estrella” más brillante del cielo nocturno (con el permiso de los Luceros del Alba y de la Tarde), el planeta Júpiter, produciéndose uno de esos llamativos fenómenos de la naturaleza conocidos como conjunciones planetarias. Promete ser espectacular, publica El País de España.
Curiosamente, esta conjunción no será sino la culminación de una serie de encuentros producidos durante el mes de octubre en que Régulo ha ido saludando progresivamente a Marte, Mercurio, Júpiter y Venus, y a la luna menguante, a su paso por Leo. El éxtasis se produjo la madrugada del 9 de octubre de 2015 (ver imagen) cuando todas estas luminarias se “dibujaron” en el cielo de manera simultánea creando un espectáculo de belleza singular que se repite pocas veces en la vida de una persona. Si para rematarlo, el pico del Teide, Axis Mundi de las poblaciones aborígenes canarias, domina el horizonte, la manifestación de lo sagrado, esa experiencia religiosa que decía Mircea Eliade, es indiscutible.
Por ello resulta atrayente darse cuenta de que una fenomenología prácticamente idéntica sería quizás la que inspiraría la construcción de uno de los monumentos más enigmáticos que se conocen: elhierothesion (mausoleo) de Antíoco I de Comagene en Nemrud Dag,erigido en el siglo I a.C. en las lindes septentrionales de Mesopotamia. Este monumento, patrimonio mundial, sin duda constituye uno de los más fascinantes enigmas históricos de la humanidad. La situación (en la cumbre de la montaña más alta de su entorno), disposición (en forma de terrazas orientadas a levante, norte y poniente) y los diversos elementos (series de estatuas colosales del rey Antioco y los dioses de Comagene junto a representaciones simbólicas de marcado carácter astronómico) que caracterizan este impresionante monumento han desafiado las interpretaciones científicas durante décadas.