Los haitianos comenzaron a votar este domingo para elegir presidente y renovar a casi todos los representantes políticos con varios años de atraso respecto de las exigencias constitucionales, en un marco de incertidumbre sobre la seguridad que hacía temer una fuerte abstención.
Los 5,8 millones de electores deben acudir a los centros de votación antes de las 16H00 locales (20h00 GMT) para la primera vuelta de la elección presidencial, la segunda vuelta de las elecciones legislativas y las municipales.
Después del arrasador sismo de enero de 2010, que dejó más de 200.000 muertos y un millón y medio de habitantes en la calle, el país más pobre de América inició un largo proceso de reconstrucción, enlentecido por el conflictivo contexto político.
Tras la caída de la dictadura de los Duvalier en 1986, Haití estuvo marcado por la inestabilidad política con una sucesión de elecciones impugnadas y varios golpes de Estado.
La profunda crisis entre el gobierno y la oposición desde la llegada a la presidencia de Michel Martelly en mayo de 2011 impidió la realización de elecciones locales y legislativas.
Finalmente, este domingo los electores podrán elegir nuevamente a sus alcaldes. Ya que, a falta de elecciones, cuando sus mandatos llegaron a término, fueron progresivamente reemplazados a partir de 2013 por funcionarios ejecutivos, designados directamente por la presidencia.
La jornada electoral también permitirá elegir a diputados y senadores.
A causa de la repetida postergación de las elecciones legislativas, el Parlamento haitiano cesó en sus funciones el 13 de enero último. Tras las votaciones, la Asamblea Nacional y el Senado podrán finalmente reanudar su trabajo en enero de 2016.
– Desafío logístico –
Se trata de un gran desafío logístico, porque además de elegir alcaldes, diputados y senadores, los ciudadanos votarán para decidir quién será el nuevo jefe de Estado. Los más de 13.000 locales en todo el país –a menudo en espacios muy reducidos– deben disponer pues de cuatro urnas diferentes.
Y oficialmente hay 54 candidatos para reemplazar a Martelly. Algunos, con escasas o nulas posibilidades, anunciaron el abandono de su campaña en favor de candidatos más populares, pero como no renunciaron formalmente en los plazos legales exigidos, las fotos de todos ellos, su nombre y el símbolo y el número del partido que representan figuran en las hojas de votación: un rompecabezas para la mitad de los votantes que son analfabetos.
Si la logística es un desafío mayor, la seguridad constituye la primera preocupación de todos los actores, desde las autoridades hasta los candidatos, pasando por los votantes y la comunidad internacional.
La primera vuelta de las legislativas, que tuvo lugar el 9 de agosto, fue muy perturbada por incidentes violentos y fraudes. Dos personas murieron en enfrentamientos entre partidos de partidos rivales y el escrutinio se anuló en un cuarto de las circunscripciones del país.
La Policía anunció el despliegue de 10.000 agentes, con el apoyo de más de 5.000 policías y militares de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización de Haití (Minustah), pero el temor a la violencia podría disminuir la participación ciudadana.
En un comunicado difundido el viernes, la Minustah y los representantes del “Core Group” (que reúne a las embajadas de Brasil, Canadá, la Unión Europea, Francia, España y Estados Unidos y la OEA) invitaron a “todos los haitianos a ejercer su derecho constitucional a elegir a sus representantes y así darle forme al futuro de su país votando pacíficamente”.
AFP