“Ya no son tan grandes los ramos de flores que le llevo a mi madre al cementerio”, fueron las palabras del contador Gabriel Toledo, quien sepultó a su progenitora hace 10 años en el camposanto de Puerto La Cruz. Dijo que visita su tumba cada 15 días.
Giovanna Pellicani / El Tiempo
Refirió que, a comienzos del 2015, el ramo de flores le costaba Bs 150 y actualmente paga Bs 500 por el mismo arreglo. El incremento del precio fue de más de 200%.
Sobre la tumba de la madre de Toledo hay un solo florero porque siempre ha comprado un ramo floral para la doña, quien falleció de un infarto a los 63 años de edad.
Sin embargo, quienes les colocan más de uno a sus difuntos, como el arquitecto Adolfo Guzmán, quien fijó ocho porrones sobre la fosa familiar, dicen que adquirir los arreglos se convertió en un lujo.
“A comienzos de octubre fui a visitar a mis tres parientes que están en el cementerio porteño y gasté Bs 4 mil en ocho arreglos”.
Ayer, Guzmán fue a limpiar el lugar y notó que las flores habían sido hurtadas, pues no estaban ni las ramas secas.
La versión fue confirmada por el obrero de mantenimiento del camposanto, Luis Hurtado, quien aseguró que los delincuentes han comenzado a llevarse los arreglos para venderlos en el propio cementerio.
Empeora la cosa
Situación similar ocurre en el cementerio municipal de Barcelona, ubicado en la avenida Pedro María Freites, donde la maleza comenzó a cubrir algunas fosas.
“Los obreros sólo limpian las áreas que están visibles”, precisó el comerciante Manuel Carreño, quien asegura que tardó tres horas en conseguir la fosa de su hermano porque estaba tapada por el monte.
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