El gobierno cambio sus consignas por amenazas y no podría ser de otra manera, enfrentan su elección más compleja en 16 años: sin dinero, sin líder carismático y sin apoyo popular, solo les queda el miedo. Por eso sacan del manual de la intimidación la frase “como sea”, que lejos de ser dos palabras al vacio, tienen una intención bien calculada: Generar resignación y desmovilización en el electorado opositor.
Llama la atención que la campaña del PSUV comience con una amenaza directa en un anuncio televisivo transmitido por el canal del Estado, Venezolana de Televisión, allí un grupo de motorizados recorren un sector popular y finalizan con la siguiente perla: “Los motorizados nos ponemos a la orden de la revolución, con nuestros caballos de hierro, para movilizar, como sea, a quién haga falta”.
El “como sea” se interpreta de manera muy libre en nuestro país, pero en un sentido general expresa la utilización de cualquier medio o mecanismo para hacer cumplir determinado objetivo. Es decir, el fin justifica los medios y si toca llegar al final a carajazos, llegaremos.
En una Venezuela donde el partido de gobierno controla prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, no es difícil que quien escuche esa amenaza termine por creérsela, sintiéndose en condición de desventaja contra un aparato gubernamental que es capaz de todo para imponerse.
Pero el fenómeno venezolano es interesante, lo que pasa en la actualidad será línea de investigación fundamental de sociología política en el futuro. Esta sociedad ha soportado con estoicismo cada humillación, cada amenaza, cada insulto, sin caer en las provocaciones de un régimen que ha hecho de todo para generar un escenario de inestabilidad política que los amarre al poder del cual hoy precariamente se sostienen. Contrario a lo que piensan algunos, este pueblo no ha reaccionado no por cobardía, sino porque espera el momento preciso para hacerlo y ese gran momento es este 6 de diciembre.
Al gobierno le parece subversivo el término “rebelión electoral”, pero eso será lo que pasará en las elecciones parlamentarias. Un país que se levantará, para lavarse la cara y quitarse la bota del lomo, que lo hará de manera constitucional, en el ejercicio de un derecho que no estamos dispuestos a dejarnos quitar: El derecho a elegir.
Intentan meternos miedo con sus amenazas y “caballos de hierro”, pero quienes tiemblan son ustedes, tiemblan frente a un pueblo que pisotearon y que ahora no vacilará en pasar factura. Nosotros no ganaremos como sea, ganaremos con votos y ese día tendrán que reconocer que el país cambió, que deben comenzar a tomarnos en cuenta o tendrán que apartarse a un lado. Tengan claro algo, nos han quitado tanto, que terminaron por quitarnos hasta el miedo. Venezuela quiere cambio y nada, ni nadie la va a parar.