El grupo Estado Islámico aseguró haber derribado el Airbus A321 de la aerolínea rusa Kogalymavia que se estrelló este sábado en la península del Sinaí, provocando la muerte de las 224 personas que iban a bordo.
AFP
Los yihadistas afirman haber actuado en represalia a la intervención rusa en Siria, pero Moscú reaccionó con escepticismo a la reivindicación del EI. Egipto “no dispone de ninguna información que confirme tales insinuaciones”, comentó el ministro ruso de Transportes, Maxim Sokolov.
Varios expertos dudan también de la veracidad de esta reivindicación, aunque no pueden excluir que se haya tratado de un atentado.
El contacto con el avión de la aerolínea rusa Kogalymavia, más conocida como Metrojet, se perdió apenas 23 minutos después de haber despegado de la célebre estación balnearia de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo, cuando volaba a una altitud de más de 30.000 pies (unos 9.000 metros). El avión se dirigía a San Petersburgo.
Según responsables de la aviación civil egipcia, el piloto había señalado un problema técnico en el sistema de comunicaciones. Sin embargo, el ministro egipcio de Aviación Civil, Hosam Kamal, citado por la agencia Mena, aseguró que “las comunicaciones entre el piloto y la torre de control eran normales” hasta que se perdió contacto con el avión.
En un comunicado, la aerolínea Metrojet defendió a su piloto, que – afirma – tenía detrás más de 12.000 horas de vuelo.
– Ningún sobreviviente –
En la aeronave viajaban 214 rusos, tres ucranianos, y siete miembros de la tripulación.
“No hay ningún sobreviviente”, anunciaron las autoridades egipcias. Los cuerpos de las víctimas están desperdigados en un radio de 8 km, o incluso más, en al Hasana, en medio de una zona montañosa de la provincia desértica del Norte Sinaí, feudo del grupo Estado Islámico.
Las cajas negras del avión fueron halladas y serán analizadas, indicó el gobierno.
La rama egipcia de EI – autodenominada Provincia del Sinaí – se atribuyó la responsabilidad del siniestro, sin dar detalles. “Los soldados del Califato lograron abatir un avión ruso en la provincia del Sinaí que transportaba a más de 220 cruzados, y todos murieron”, escribió el grupo en Twitter.
No obstante, varios expertos militares entrevistados por la AFP estiman que los insurgentes del EI no disponen de misiles capaces de alcanzar un avión a 30.000 pies, pero no excluyen la posibilidad de que hubiera una bomba a bordo o de que el avión fuera alcanzado por un cohete o un misil si perdió altura tras un fallo técnico.
En conferencia de prensa, el primer ministro de Egipto evitó contestar las preguntas sobre la reivindicación del EI y dijo que solo las cajas negras revelarán “las causas del accidente”.
Como medida de precaución, la aerolínea francesa Air France, la alemana Lufthansa y la emiratí Emirates anunciaron la suspensión de sus vuelos sobre el Sinaí.
– Conmoción –
Según el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia, los pasajeros tenían entre 10 meses y 77 años. Entre ellos, había 138 mujeres y 17 niños.
“Estoy esperando a mis padres, hablé por teléfono con ellos cuando estaban a bordo del avión, y luego escuché las noticias”, cuenta Ella Smirnova, de 25 años, desde el aeropuerto Pulkovo de San Petersburgo.
Estados Unidos, Francia, la ONU, Venezuela y Argentina expresaron sus condolencias a Rusia y a los familiares de las víctimas.
El ministro ruso de Transportes llegó el domingo por la noche a El Cairo, junto a un equipo de expertos, para participar en la investigación a cargo de Egipto.
El domingo se desplazarán también al lugar seis asesores técnicos de Airbus, dos miembros del BEA –el organismo francés encargado de investigar incidentes aéreos–, dos investigadores del BFU –su equivalente alemán, en representación del constructor europeo–, y otros dos de su homólogo ruso MAK, informó este sábado el BEA en un comunicado.
El último accidente aéreo en Egipto se remonta a enero de 2004, con un saldo de 148 muertos, entre ellos 134 turistas franceses.
Desde la revuelta popular de 2011 que expulsó del poder al dirigente egipcio Hosni Mubarak y los dos años de caos que siguieron al derrocamiento por el ejército del presidente islamista Mohamed Mursi, el turismo está alicaído.
Pero las estaciones balnearias del mar Rojo, como la de Sharm el Sheij, de donde despegó el avión, siguen siendo uno de los principales destinos turísticos del país, muy apreciados por ciudadanos rusos y de Europa del Este.