La locura se desató hoy en los cementerios de Filipinas con la visita de millones de personas que acuden a honrar a sus familiares muertos en el día de Todos los Santos y que transforman los camposantos en una auténtica fiesta.
EFE
“Esperamos que pasen por aquí entre 500.000 y 700.000 personas”, dijo a Efe Agnes Mendez, encargada del Cementerio Sur de Manila, una de las numerosas necrópolis de la capital.
A la entrada del recinto, decenas de policías, soldados y otros agentes de seguridad se afanan en revisar las bolsas y mochilas de todo el que intenta acceder al Cementerio Sur para evitar la entrada de alcohol o armas.
“Tenemos que asegurarnos de que las normas se cumplen para tener una fiesta pacífica”, agrega Mendez.
Las familias filipinas han estado preparando la visita a sus seres queridos durante días, puesto que luego pasan largas horas frente a las tumbas o los nichos, a veces incluso jornadas completas, rezando por los que ya no están.
Por ello, se despliegan en los recintos cientos de puestos de venta de comida, bebida, flores, cirios y figuras religiosas; también globos, juegos y pequeños pollos teñidos de llamativos colores para entretener a los más pequeños.
“Aquí venimos todos los años a rezar por los seres queridos, pero también es una oportunidad para hacer una reunión familiar”, explica a Efe Maricor Marasigan junto a su marido y su hija frente a la tumba de sus abuelos.
“Muchos de nosotros no nos vemos a menudo, o sea que es una oportunidad ponernos al día. Normalmente nos reunimos unos 20 familiares, y quizá por eso también haya un ambiente así de festivo”, agregó.
Sin embargo, la gran cantidad de gente que confluye en los cementerios por estas fechas y las largas horas que pasan en él lleva a que en ocasiones la fiesta se tiña de desagradables incidentes.
Las autoridades prohíben terminantemente en los cementerios el alcohol, las armas, los juegos de azar, las apuestas y los altavoces durante las celebraciones del día de Todos los Santos, pero aun así los enfrentamientos entre asistentes son comunes.
“Ayer hubo un incidente en el que un hombre visiblemente borracho empezó a amenazar a otro con un cuchillo de 15 centímetros de largo. A veces los registros de seguridad que se hacen en la entrada fallan, porque viene muchísima gente”, explicó Mendez.
“Ahí obviamente es cuando intervienen las fuerzas del orden que tenemos desplegadas en el cementerio para estas fechas”, agregó la encargada del Cementerio Sur de Manila, donde hay enterradas entre 800.000 y 900.000 personas.
Según datos divulgados por Romulo Peña, el alcalde de Makati, donde se encuentra el Cementerio Sur de Manila, el gobierno regional ha desplegado más de 500 agentes de seguridad en la zona, así como más de 750 empleados del Departamento de Servicios Medioambientales, que limpiarán cementerios y calles colindantes tras la gran fiesta.
Además, señaló Peña, para poder hacer un mejor seguimiento de lo que sucede en el Cementerio Sur de Manila, de 25 hectáreas, este año se ha empleado por primera vez un dron con una cámara integrada que sobrevolará la zona hasta que la mayoría de los visitantes regresen a sus hogares.
Tal es la avalancha de gente que acude a los cementerios que la Policía de Manila ha estado en alerta roja desde el pasado jueves, y lo seguirá estando hasta el próximo martes mientras que decenas de calles de acceso a los recintos han sido cortadas al tráfico.
“El presidente (Benigno Aquino) sigue todo lo que sucede. Todas las agencias gubernamentales están haciendo lo que está en su mano para que el día de Todos los Santos sea tranquilo”, ha advertido a los medios el portavoz de la jefatura del Estado, Herminio Coloma. EFE